"CAPITULO 26"
El último mes del año fue
muy frío y trajo a la tierra nieve y hielo en abundancia. _________ pasó en
cama buena parte del mes, solícitamente atendida por Maudya y Janie. Hasta
Rayna, entre rezongos, le trajo una sopa especial llena de hierbas conocidas
por sus propiedades curativas.
Las mujeres servían a _________
con afán. Era una de ellas, que había escapado apenas a la muerte. Y sin
embargo, también era la favorita del amo, lo cual se hacía más evidente con
cada día que pasaba, aunque _________ no parecía notarlo.
Cuando Tom por fin la
declaró lo bastante restablecida para reiniciar sus tareas y volver a su propia
habitación, a __________ le costó disimular su alivio. Sin embargo, la tarea
más ardua que le permitieron realizar fue untar con miel el cuarto trasero de
un pequeño jabalí, y la fastidió mucho comprobar que, por órdenes de Tom, las
otras sirvientas seguían atendiendo sus necesidades.
________ abrió sin llamar
la puerta de la habitación de Tom. El levantó la vista de su comida vespertina,
más sorprendido por la presencia de ella en la habitación que por la forma
violenta en que se abrió la puerta. Ignoró la rígida actitud de _________ y el
gris tormentoso de sus ojos, y siguió comiendo.
— Tendríais que estar
acostada, mujer — dijo con severidad, sin mirarla— . Sin duda habéis tenido un
día agitado y necesitáis descansar.
Ella entró resueltamente en
la habitación.
— Lo que necesito es que
ceséis de preocuparos tanto. No estoy baldada, Tom — dijo ella con sequedad,
tratando de controlar su temperamento.
Sabía que era inútil
discutir con él cuando se mostraba tan benévolo. Odiaba esta nueva actitud. El
se comportaba como un padre indulgente con una criatura díscola, cuando lo
último que ella necesitaba era su indulgencia.
— ¿No creéis que me
encuentro bien? — continuó ________.
El meneó la cabeza, todavía
sin mirarla.
— Sí, creo que estáis
curada pero no es posible permitiros que os excedáis en lo que hacéis, ________.
Estuvisteis muy cerca de la muerte, pero se os concedió la vida. ¿No es
razonable que empecéis esa nueva vida con un poco de cautela?
— ¡No, es de lo más
irrazonable! — estalló ella, perdiendo el control— . Primero me tuvisteis
confinada en la cama más tiempo del necesario. Ahora me tratáis como a una
frágil muñeca que se romperá si se mueve. ¡Estoy bien, os digo! — ________
levantó las manos, exasperada— , i Santo Dios! No soy una persona ociosa. Hasta
estuve dispuesta a trabajar en vuestro establo pero dijisteis no. Si todo lo
que me permitiréis hacer es trabajar aquí, así sea. Pero debo tener algo que
hacer.
— Eso no es lo que vuestra
hermana quiso hacerme creer.
_________, sorprendida, se
olvidó de su cólera.
— ¿Hablasteis con Cordelia?
— Sí. Largamente.
________ apretó los puños.
La imagen de Tom y Cordelia hablando, riendo, haciendo juntos el amor, borró
todo lo demás de su mente. De modo que había estado acertada. Esas muchas
noches que Tom había regresado tarde, haciéndola esperar ¡había estado con
Cordelia!
— _________, venid aquí.
— ¿Qué? — preguntó ella sin
escucharlo.
— ¡Venid! — repitió él.
Todavía ella no se movió ni
lo miró. Por fin él se le acercó y la tocó en la mejilla. Los dedos contra su
piel fueron como un choque. Ella le dio una palmada en la mano y se apartó de
él.
— ¡No me toquéis! — gritó
con voz cargada de cólera y dolor— . ¡Nunca volváis a tocarme!
Tom la miró confundido.
— ¡Thor me asista! ¿Qué
pasa con vos, mujer?
— ¡Estáis... estáis loco si
pensáis que voy a compartiros con mi hermana! Si la queréis a ella podéis
tenerla, pero no volváis a acercares a mí, lo juro que os mataré!
Los ojos de Tom se
iluminaron, y a sus labios asomó una sonrisa divertida.
— ¿Por qué podría querer a
vuestra hermana cuando os tengo a vos? ¿Y por qué pensáis eso cuando yo
solamente dije que hablé con ella?
— ¿No le hicisteis el amor?
— No. Pero si lo hubiera
hecho, ¿por qué tendríais que enfadaros?
Ella sintió que la cara se
le enrojecía intensamente y comprendió cuán tonta debió parecer, casi como una
esposa celosa. Se apartó de él y se asombró de su propia reacción.
— ¿________?
— No me importaría que
tuvieseis otra mujer — replicó ella quedamente, sintiendo ese nudo doloroso en
su garganta— . Si otra puede satisfacer vuestras necesidades yo me alegraré de
ello, porque entonces me dejaréis. Pero no está bien que me tengáis a mí y a mi
hermana al mismo tiempo. ¿No veis que eso está mal?
— ¿Es esa la única razón
que me daréis? — Ella abrió muy grandes los ojos.
— No hay otra.
— Muy bien, no insistiré —
Ella lo miró con furia.
— ¡Os digo que no hay otra
razón! — Tom le sonrió y sus hoyuelos se acentuaron.
— Os ofendéis fácilmente
esta noche — dijo con voz llena de humor, y se acercó a su cofre— . Quizá esto
calmará vuestro mal genio.
Ella siguió con la mirada
fija en él, sumida en trance, fascinada por la forma en que el pelo negro le
caía sobre la frente dándole una apariencia de muchacho inofensivo, nada
semejante al guerrero vikingo, al amo violador y cruel que conocía. No quería
apartar los ojos de ese rostro pero al fin miró la caja que él sacó del cofre y
sus ojos brillaron de curiosidad. Cuando él se le acercó, _________ vio que la
caja era un cofre en miniatura tallado con diseños orientales y con
incrustaciones de marfil. Era muy hermoso. Lo miró a los ojos cuando él le
entregó el cofrecillo.
— ¿Para qué es esto? —
Abridlo.
Ella levantó la tapa.
Adentro, sobre un lecho de terciopelo azul, había un par de ajorcas iguales de
oro en forma de serpientes enroscadas y con rubíes por ojos. Ella sabía que
entre los vikingos, las ajorcas como éstas eran muy apreciadas. Había visto a
la esposa de Hugh luciendo llamativas ajorcas en sus brazos desnudos. Hasta
Heloise usaba ajorcas. También los hombres las llevaban. Más rico el hombre,
más costosas las ajorcas.
Estas que Tom le mostraba
eran hermosas. ________ levantó una y comprobó que era pesada, sin duda de oro
macizo. Lo miró otra vez a los ojos. Los ojos de él brillaban con tonos de
agua.
— ¿Por qué me mostráis
esto? — preguntó, devolviéndole el cofrecillo.
Tom mantuvo sus manos a los
costados.
— No lo saqué para que lo
vierais, ________. Os lo regalo. Las ajorcas son vuestras... el cofrecillo
también — Ella volvió a mirar las joyas
y después lo miró a él con incredulidad.
— ¿Por qué?
— Es mi deseo.
— ¿Regalar a una esclava
unas joyas como éstas? — Se encolerizó. Esta era una forma de acallar su sentimiento
de culpa por haberla encerrado en esa terrible celda. Pero ella no se lo
perdonaría a causa de este presente— ¿Cuándo tengo que usarlas, Tom? ¿Cuando
lave vuestra ropa? ¿Cuando friegue el suelo del hall? No, no usaré vuestro
presente.
— ¡Lo usaréis! — dijo él
con sequedad. Sus ojos se ensombrecieron— . Y también usaréis el vestido que mi
madre está haciendo ahora para vos. Lo usaréis cuando vengáis conmigo al festín
que se hará en la casa de mi padre para celebrar el solsticio de invierno.
_________ estaba confundida
y sorprendida.
— ¿Vuestra madre está
haciendo un vestido para mí?
— A petición mía — repuso
él.
_________ no podía creer
que Heloise hubiera accedido a confeccionar un vestido para una esclava. Sabía
que Heloise era cristiana y bondadosa, pero aun así, era increíble que
destinase parte de su tiempo a coser para una sirvienta. Igualmente
sorprendente era que Tom la llevara a la vivienda de Anselmo , y nada menos que
para un festín.
— No entiendo, Tom. ¿Por
qué queréis llevarme ahora a la casa de vuestro padre, cuando cada vez que os
pedí que me llevaseis allí, os negasteis?
— Necesitabais tiempo para
adaptaros a vuestra nueva vida, sin remembranzas de vuestro hogar. Ya lo habéis
logrado.
— ¿De veras creéis que me
he adaptado después que he tratado de huir de vos?
— No dije que os hayáis
adaptado a mí, mujer, sino a vuestra nueva vida.
— ¿Pero por qué queréis
llevar una esclava a un festín? ¿Es eso lo acostumbrado?
— No, pero yo no sigo
estrictamente las costumbres. Vendréis conmigo para atender mis necesidades.
Ella ahogó una exclamación.
— ¿Y si me niego?
— No podéis negaros, _________
— rió él— . Vos iréis donde quiera que os lleve yo.
— Quizá. Pero puedo hacer
que os resulte muy difícil — comentó ella torvamente— Sin embargo, iré con una
condición: que me dejéis llevar una daga.
— Concedido.
Ella sonrió y fue hacia la
puerta con el regalo en sus manos. Sintió que esta vez había ganado. Tom
empezaba a ablandarse.
— En cuanto a que deberé
atender a vuestras necesidades mientras estemos allí, lo discutiremos cuando
llegue el momento.
— No habrá ninguna
discusión.
— Podéis estar seguro de
que la habrá — replicó ella y salió, dejándolo que pensara en sus últimas
palabras.
CHICAS... aqui les subo un capi.. para las que me los pideron.. y gracias por sus comentarios...me encantan mucho =)..
Espero que les guste muchooo....se me cuidan
Las Quiero
BYE =)
PD: Me alegro Cabi que estes bien y des señales de vida... ya que me estaba preocupando porque no me respondias =/... pero me alegro.. y espero que me cuentes pronto lo que estas leyendo.. ya quiero saber.... me dejaste metida xd jjaja cuidate mucho amiga... y aqui espero para cuando me puedas responder =)
me encantoooo ojala hubiera sido vestido de matrimonio jejejejejejejeejejejeje pero no pedire imposibles espero el siguiente cuidate besotes.
ResponderEliminarGracias por subir *.*
ResponderEliminarHay Tom si se esta hablandando pero seguro xq le convienee..
La fic esta muy emocionantee ya kiero q llegue el dia del festin.. Que pasara en esa casa!! Hay (tn) se puso celosoo pensando q habia estado con Cordeli hahahaha
subeeeee me dejas en intrigaaa..
Bye cuidate :D
mmm... tengo la sospecha de que Tom no quiere llevarla presisamente como escalva ¬¬ jaja bueno no importa me gusto el capitulo Tn se puso celosa jaja espero el proximo :)
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