"CAPITULO 21"
De pronto __________ danzó
alegremente en la habitación. Hacía tiempo que no se sentía tan feliz. El hecho
de que Anselmo fuera el responsable no
disminuía su placer.
Tom, por otra parte, podría
prohibirle salir montando a Willow después de aquel encuentro con los dos
hombres que la atacaron. Una nube cruzó por su frente, pero sólo duró un
momento. El no podía detenerla ahora que estaba ausente, y cuando regresara,
bueno, que el diablo se lo llevase.
¡Que Tom intentara
detenerla ahora!
___________ entró en el
establo y cerró la gran puerta enseguida para no dejar pasar el frío. Estaba
bien envuelta en la pesada capa de piel de oso que Tom le había arrojado un día
cuando ya habían pasado los últimos signos del verano.
Aquí todos los esclavos
tenían sus propias capas o chaquetas hechas de pieles cosidas que se
consideraban de escaso valor para el comercio.
__________, ciertamente, no
estaba contenta con la suya. Aunque la capa estaba limpia, la piel era áspera y
terriblemente pesada. Tenía la seguridad de que Tom le había dado la prenda más
pesada que pudo encontrar por puro despecho. Pero era todo lo que tenía, y
debía darse por satisfecha a menos que entrara subrepticiamente al depósito
cerrado con llave donde se guardaban ropas, provisiones y los tesoros de Tom.
Estaba decidida a entrar algún día allí, con la ayuda de Erin. Para su fuga,
también necesitaría las armas que allí se guardaban.
El establo estaba abrigado
y el olor acre a caballo y estiércol la llenó de nostalgias. De niña, había
pasado la mayor parte de su tiempo libre en el establo de su padre... siempre
que no estuviese practicando con sus armas o cazando con Angus.
A Erin no se lo veía en
ninguna parte. Probablemente estaba durmiendo en el fondo, pero ________ no
estaba ansiosa por despertarlo todavía.
Apenas pudo contener su
excitación cuando recorrió el establo en busca de Willow. Cuando vio a la yegua
de flancos plateados, corrió hacia el animal con los ojos llenos de lágrimas.
— Oh, Willow ,
mi dulce willow. ¡Creí que nunca volvería a verte! — gritó _________.
En realidad, había empezado
a dudar de que alguna vez volvería a ver algo de su tierra, incluidas su tía y
su hermanastra. Una vez le había pedido a Tom que la llevara a visitarlas, pero
él se negó sin dar ninguna explicación, y ella era demasiado orgullosa para
volver a pedírselo.
_________ abrazó con fuerza
el cuello de Willow. La yegua resopló y meneó la cabeza en respuesta a las
caricias.
— Me alegro tanto de volver
a verte — dijo _________ suavemente— que
hasta te perdono por haberme derribado la última vez que te monté. Esto ha sido
un infierno, pero ahora tú me lo harás mas tolerable.
— ¿Quién está alli? — gritó
Erin desde el fondo del establo, y apareció— Oh, sois vos, muchacha. ¿Qué os
trae por aquí?
__________ se mordió nerviosa
el labio inferior. Detestaba engañar a Erin, pero no podía confiar su secreto a
nadie, ni siquiera al hombre a quien consideraba su amigo.
— Anselmo vino ayer a la casa — dijo _________ por fin—
. Habló mucho, pero yo no entendí nada de lo que dijo — _________ se volvió
nuevamente hacia Willow y la alegría que asomó a su voz fue sincera— .
¡Encontré a mi yegua, Erin! ¿Qué hace ella aquí?
Erin rió por lo bajo,
ignorando que _________ estaba engañándolo.
— La potranca es vuestra
otra vez, muchacha, os la ha regalado el mismo Anselmo .
— ¿Dijo él por qué?
— No, sólo dijo que yo
tenía que asegurarme de que Tom entendiera que el animal es vuestro, no suyo —
_________ no pudo contener la risa.
— ¿Creéis que Tom se
enfadará?
— Claro que sí. Se pondrá
furioso, tal como últimamente se ha puesto furioso por todo. No puedo imaginar
qué le pasa a ese muchacho. Ahora está peor que hace unos pocos años, cuando su
mal carácter estalló por primera vez.
— ¿Os referís a cuando
Morna huyó?
— Sí.
— ¿Suponéis que Tom está de
mal humor porque Morna ha regresado? — se aventuró a preguntar __________.
— No podría decirlo con
seguridad. _________, como todos los demás, no entendía la hosca actitud de Tom.
El no se había mostrado tan quisquilloso cuando ella lo conoció. Entonces tenía
algo de humor y bromeaba con ella a menudo. Ahora nunca lo oía reír y cuando
hablaba lo hacía con brusquedad. Pero apenas había hablado con ella antes de
partir esta última vez. Era como si hubieran iniciado una batalla silenciosa
durante la cual sólo se hablaban con los ojos.
Al principio _________
esperó ser ella la causa de su mal humor, pero no imaginaba ninguna razón
concebible para serlo. No, la causa era Morna, estaba segura. Morna era una
parte de Tom, aunque él ahora la odiase. Empero, la única razón por la que
tanto la odiaba era que la había amado mucho. Este pensamiento perturbaba
intensamente a _________ y lo desechaba cada vez que se presentaba, pues no
quería demorarse en esa posibilidad.
— Voy a montar mi yegua,
Erin — anunció con decisión— . ¿Tenéis alguna objeción?
— No, pero... — Cuando él
no continuó, ella sonrió.
— ¿Queréis saber si
regresaré? — El asintió en silencio. Ella añadió
— Todavía no he sido
provocada a abandonar la casa de Tom.
— Pero ahora tenéis vuestra
yegua y es un animal robusto que conocéis y en el que confiáis. Podría llevaros
donde quiera que quisierais dirigiros.
— No puede llevarme a mi
tierra, Erin — murmuró __________, y por un momento algo de su reciente alegría
se borró de sus ojos— . Ahora venid, ayudadme a ensillarla. Hace meses que no
cabalgo y todavía más que no monto a Willow. No cabalgaré mucho porque estoy
segura de que el frío me hará volver a la casa enseguida.
— Por lo menos, ahora
admitís que éste es vuestro hogar — dijo Erin mientras ponía la silla sobre el
lomo de Willow.
— El hogar está donde está
el corazón, y mi corazón está más allá de ese negro mar.
— Por vuestro propio bien, muchacha, espero que un día vuestro corazón esté aquí.
— Por vuestro propio bien, muchacha, espero que un día vuestro corazón esté aquí.
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Tom salió de la floresta de
pinos del este, pero detuvo su caballo en el borde cuando vio el jinete que
cruzaba el campo abierto de altas hierbas y con gruesos parches de nieve. Pudo
ver claramente al jinete porque el cielo crepuscular tenía un suave color azul
que daba luz suficiente sin los rayos del sol.
Tom se irguió y admiró la
gracia del caballo gris plateado que corría raudamente por el campo, pero no
reconoció al animal como uno de los suyos y de sus vecinos. Sin embargo,
recordó haber visto un caballo así en el establo de su padre.
El jinete era pequeño. Seguramente
no era su padre, ni Hugh. ¿Su madre, quizá? Tom sintió que su curiosidad
aumentaba hasta que vio que el sombrero de pieles del jinete caía volando al
suelo y una melena renegrida caía sobre los hombros del desconocido. Entonces
se enfureció.
__________ había robado el
caballo de su padre. No había respuesta posible: _________ estaba huyendo. Su
primer impulso fue perseguirla y demostrarle inmediatamente que había
fracasado. Pero los movimientos de su propio caballo le recordaron que su
semental estaba cansado y que no se encontraba en condiciones de lanzarse a la
carrera.
Antes que Tom pudiera tomar
una decisión, __________ frenó su caballo y se volvió hacia el sombrero caído,
pero no se detuvo para levantarlo. En cambio, colgándose audazmente de la
crines del animal, se inclinó e intentó levantar el sombrero, sin conseguirlo.
Tom se puso rígido. ¡La
muchacha hubiera podido quebrarse su tonto pescuezo si hubiese soltado las
crines del animal! Con renovada cólera, vio que ella se volvía y lo intentaba
otra vez. Ahora tuvo éxito, detuvo el caballo, lanzó el sombrero al aire y
volvió a lanzarlo, como una criatura que hubiese ganado un codiciado premio.
Aun a la gran distancia que los separaba, él oyó la risa de ella, inconfundible
y desinhibida, como le había oído una sola vez.
Antes que Tom pudiera
recobrarse de sus confusas emociones, ________ lo sorprendió aún más galopando
en la dirección desde donde había venido, Tom se relajó y su furia disminuyó.
Su preocupación porque la muchacha cabalgaba en un animal de su padre fue
olvidada. En su mente predominó el hecho de que ella no estaba tratando de
escapar, como él creyó al principio.
Ahora no tendría que
aplicarle el castigo destinado a un esclavo fugitivo. Eso lo dejó complacido
porque no deseaba tener que castigar a _________. Ahora ya no podía verla
porque ella había descendido la ladera que llevaba hasta la casa. El sonido de
la risa de ella seguía resonando en sus oídos, lo mismo que el día cuando la
vio que le ofrecía a Coran llevarlo en la grupa hasta la casa. Todavía lo
fastidiaba pensar que ella había disfrutado de la compañía de un esclavo más
que de la de él.
En muchos sentidos, _________
era todavía una criatura. Sus berrinches y sus actitudes desafiantes eran
pruebas de ello, lo mismo que las tontas cabriolas que acababa de presenciar en
el prado. Y ella seguía aferrándose tercamente al pasado, a sus días de
infancia cuando la dejaban en libertad de vivir como el hijo de lord Angus, no
como la hija. Linnet le había contado muchas cosas acerca de _________, cosas
que contradecían la mayoría de las afirmaciones de Cordelia. No sabía a cuál de
las dos mujeres creer. Se inclinaba a tomar por cierta la descripción de
Cordelia porque confirmaba su propia opinión de las mujeres en general. Pero
había visto la prueba de las palabras de la tía en el sentido de que _________
todavía no había madurado por completo.
¡Por los dioses, estaba
hechizado! No podía sacarse de la cabeza a esa pequeña zorra por más que lo
intentaba. Había esperado que su larga ausencia de la casa ayudaría, pero aun
cuando estaba rastreando a sus presas, _________ y sus caprichos ocupaban sus
pensamientos. Era un pobre consuelo que _________ hubiera desplazado a Morna,
porque ahora sus pensamientos eran igualmente sombríos. De la perra rubia a la
pequeña arpía de pelo renegrido... ambas eran lo mismo, porque no se podía
confiar en ellas.
Tom espoleó su caballo en
dirección a la casa. Regresaba con una variedad de pieles que estarían curtidas
y preparadas para la primavera, cuando él zarpara nuevamente hacia los mercados
comerciales del Oriente. Había sorprendido a dos osos negros, a los que
despertó de su sueño invernal y había derribado a uno.
Esta era una excusa
perfecta para llamar a su vecinos y ofrecer un festín para todos. A ________
eso no le gustaría, pero que Loki se la llevara. La piel de oso sería vendida
en la primavera, y quizá también __________. Esta sería una forma de sacarse de
la cabeza a la muchacha celta. ¿O no?
__________ se detuvo frente
al fuego en el área de cocinar, con una abrigada manta sobre los hombros, y se
frotó las manos para desentumecerlas y calentarlas. Era dudoso que se habituara
jamás a un clima frío, pero la próxima vez que saliera al exterior estaría
mejor preparada.
Unos suaves golpes llamaron
su atención y lentamente se apartó del hogar para abrir la puerta trasera. Se
puso detrás de la puerta para protegerse de la súbita ráfaga de viento helado y
cerró rápidamente, si bien entraron Janie, Maudya y Rayna.
La anciana chasqueó la
lengua, se quitó la capa y la colgó junto a la puerta.
— ¿Por qué atrancáis las
entradas de esta casa, muchacha? Al amo no le gustará.
— ¿No habéis sabido del
perro muerto que apareció en los escalones de la puerta? — replicó ________ con
causticidad.
— Todas hemos oído hablar
de ese animal, pero eso no es razón para atrancar la puerta — repuso Rayna, y
se acercó al fogón para añadir leña al fuego— Sí, fue otra del clan Borgsen,
sin duda — continuó— . La guerra entre ellos y los Kaulitz todavía no ha vuelto
a alcanzar el punto en que se producen derramamientos de sangre. Se limitan a
matarse mutuamente los animales.
— ¿Qué guerra? — preguntó ________.
— Ahora no hay tiempo para
esas historias — interrumpió Janie, quitándose su capa— El amo Tom ha regresado
y ordenó que preparemos un festín.
El pulso de _________ se
aceleró al saber que Tom estaba nuevamente en casa, pero al mismo tiempo el
recuerdo del último festín la hizo estremecer.
— ¿Dónde está él?
— Fue a reunir a los
vecinos para traer el oso que cazó — respondió Maudya con alegría, obviamente
ansiosa de tener otra vez una gran reunión de hombres— Erin nos envió aquí para
poner las ollas a hervir y preparar el hall. Coran traerá barriles de cerveza
del depósito.
— ¿Y cuánto durará el
festín?
— No se puede saber aún.
Como es invierno, no hay otra cosa que hacer. Podría durar semanas.
¿Cómo actuaría Tom después
de estar ausente tres semanas? ¿Se alegraría de verla?, se preguntó _________.
Se reprochó sus tontos pensamientos y empezó a limpiar con energía el hall.
Debía recordar que había jurado odiar a Tom.
No podía concederle nada,
ni siquiera una sonrisa de bienvenida. De modo que cuando Tom entró en el hall,
________ se había puesto de mal humor. Sin embargo, al verlo de pie donde
terminaba el tabique que separaba el área de cocinar del frío hall, sintió que
su corazón latía, más a prisa y que su cólera quedaba por el momento olvidada.
El estaba tomado del brazo de Perrin y reía de algún comentario que había hecho
el otro. Entonces la vio y sus ojos la tocaron como una tierna caricia.
Ella se perdió en esos ojos
claros que todavía brillaban de hilaridad, pero no por mucho tiempo. Una
perversa vocecilla interior la hizo volver a la realidad y arrepentida apartó
la vista.
Pocos segundos después
sintió la presencia de Tom a sus espaldas. El la tomó de un codo y sin decir
palabra la condujo fuera del hall. Pasaron junto a Perrin, quien sonrió, pero
nada dijo, y vieron que Gorn y otros dos entraban en ese momento por la puerta
trasera. Tom los ignoró y la llevó arrastrándola casi escaleras arriba. Cuando
llegaron arriba, ella se apartó de él.
— ¿Adónde me lleváis,
vikingo? — preguntó en un ronco susurro.
— A la cama — replicó él, y
la alcanzó con un rápido movimiento antes de que ella pudiera escapársele.
— ¡Pero tenéis huéspedes
abajo! — protestó ella. Tom rió abiertamente, un sonido que _________ había
oído raras veces.
— Ellos pueden esperar, yo
no — dijo.
Mientras él la llevaba en
brazos a su habitación, _________ sintióse abrumada por el deseo que inundó sus
sentidos. Cerró con fuerza los ojos y luchó contra el impulso de sucumbir a las
insinuaciones de Tom.
— ¡Dejadme en el suelo!
— Como gustéis.
La dejó caer sobre la cama
y enseguida la siguió y le sujetó los muslos con sus rodillas. Ella se
incorporó con todas sus fuerzas y lo empujó con ambos brazos, pero no consiguió
ni siquiera hacerlo tambalear.
— ¿Puede ser que no me
hayáis echado de menos, mujer? — dijo él en tono burlón mientras se quitaba el
cinturón y lo arrojaba a un lado.
Ella se apoyó en los codos
y lo miró con altanería.
— ¿Por qué debo echaros de
menos? No sois el único hombre de por aquí, vikingo.
La frialdad que asomó
instantáneamente a los ojos de él la sorprendió.
— No retozaréis con ningún
hombre que no sea yo.
Ahora la cólera se inflamó
dentro de _________ y sus ojos se ensombrecieron.
— ¿Y qué hay de vuestros
amigos? ¡Me dijeron que vos permitís que se acuesten con cualquiera de vuestras
esclavas!
El sonrió.
— ¿Por fin habéis aceptado
que sois mía, ________?
— ¡No, pero vuestros
odiosos amigos creen que lo soy! — replicó ella con furia.
— Bueno, por ese lado no
debéis temer, mujer. Ellos no os molestarán.
— ¿Entonces les diréis que
me dejen tranquila? — preguntó sorprendida.
— Sí.
— ¿Por qué haréis eso? —
preguntó ella, con escepticismo— . Ciertamente, no lo haréis por mí.
— Es suficiente que todavía
no haya decidido compartiros — admitió él en tono despreocupado.
Los ojos de _________ se
ensombrecieron aún más.
— ¡Todavía... todavía!
¡Sois despreciable! Cuando os canséis de mí me arrojaréis a los lobos, ¿verdad?
Bien, dejad que os diga una cosa. Me habéis advertido que no retoce con
hombres. Ahora yo os advierto lo siguiente: si encuentro un hombre de mi agrado
lo tendré, sea esclavo o libre. ¡Vos no me detendréis!
— Os haré azotar, mujer —
dijo él con frialdad.
— ¡Entonces hacedlo ahora,
maldito vikingo! — exclamó _________— . ¡No me dejaré amenazar!
— Eso os gustaría ¿verdad?
— él la tomó de las muñecas y la obligó a extender los brazos sobre la cama, al
tiempo que se inclinaba sobre ella— . Tenéis formas muy astutas de distraerme
para hacerme olvidar mis propósitos.
— ¡No fue ésa mi intención!
— gritó ella, llena de frustración, y retorciéndose debajo de él.
— Estaos quieta, entonces.
_________ sintió que los
ojos se le llenaban de lágrimas cuando él le soltó una mano para levantarle la
falda y bajarse los pantalones. Se sintió como una ramera. Se sintió sucia,
pero él no podía entenderla.
— ¡Os odio, Tom! — siseó,
tratando con desesperación de contener las lágrimas de debilidad.
El nada dijo, le separó las
rodillas y metió la mano entre ellas. Pero cuando por fin volvió a mirarla a la
cara y vio las lágrimas quedó inmóvil.
— ¿Por qué lloráis?— preguntó en una voz sorprendentemente suave—
¿Os hago daño?
— No. Soy capaz de soportar
todo el dolor que podáis infligirme.
— ¿Por qué lloráis,
entonces?
— ¡Yo nunca lloro! —
exclamó ella.
— ¿Negáis las lágrimas que
caen de vuestros ojos, _________?— meneó
la cabeza— ¿Es porque trato de haceros otra vez el amor?
— Vos no hacéis el amor,
vikingo. Os imponéis por la fuerza a una víctima involuntaria.
— ¿No queréis dejar que os
haga el amor?
— No..., no quiero.
El se inclinó y besó las
lágrimas que caían por las sienes de ella.
— ¿Por qué lo mencionáis,
entonces? — preguntó con suavidad.
— Vos no comprenderíais.
— Ah, pero comprendo — dijo
él. Le tomó la cara entre sus manos y la besó tiernamente— . Preferís que os
haga el amor con gentileza a que os obligue — la besó en el cuello— Pero más
que eso, preferiríais que no os toque — volvió a besarla en los labios, esta
vez con pasión, y le rodeó el cuello con los brazos sin que ella lo notase— .
¿No es así, _________?
Ella se sintió como una
marioneta en manos de él y respondió mecánicamente:
— Sí, es así.
— Iros, entonces.
_________ abrió muy grandes
los ojos, roto ahora el hechizo sensual.
— ¿Qué?
El rodó a un costado y se
abrochó los pantalones.
— Podéis marcharos. ¿No es
eso lo que queréis?
— Pero no comprendo —
replicó ella, evidentemente sorprendida, y salió enseguida de la cama— . ¿Ya no
me deseáis más?
El rió.
— Me decís que me odiáis,
que no deseáis mis atenciones, y cuando accedo a vuestros deseos, discutís
conmigo. Decidíos, __________. ¿Habéis cambiado de forma de sentir?
Los ojos grises de ella se
dilataron aún más.
— ¡Oh! — exclamó, y salió
furiosa de la habitación. __________ bajó la escalera corriendo y encontró a
Janie que se dirigía al hall con las manos llenas de jarros vacíos. Al oír que Tom
salía de la habitación, detuvo a Janie.
— Yo llevaré estos jarros —
se ofreció. Rápidamente tomó los jarros antes que Janie pudiera negarse.
Cuando entró en el hall,
gimió interiormente al ver para quiénes eran los jarros. Anselmo y Hugh habían llegado, junto con Bayard y
otros dos hombres. __________ apretó los dientes y se acercó a la larga mesa
donde estaban reunidos los hombres.
CHICAS.. aqui les subo un nuevo capi.. aunque un poco mas tarde.. pero es que estoy en mi casa enferma ¬¬.. pero no las podia dejar sin capi... =)
Espero les guste...
Cuidence
Las Quiero
BYE =D
PD: Sofii... sube capi hoy plisss.. para entretenerme en el día xd jajaja
Te juro q me encanta cuando estan juntos.. Ahora Tom accedio a (Tn) yo creo q kiere sacarle celos pero no imagino q tendria q atender a Anselmo y menos Hugh ..
ResponderEliminarSiguelaa .. Cuidate y espero te recuperes.
Bye cuidate :D
que lindo Tom... porque se habra comportado asi de amable con Tn?? bueno a ver que pasa ahora con estos dos jaja.
ResponderEliminarsii, acabo de llegar a mi casa ahorita mismo te subo un capitulo :)
que te mejores (: