"CAPITULO 10"
—Tom,
no. No aquí delante de todos — dijo en la lengua de ellos, creyendo que ________
no podía entenderla.
—
¡Ella necesita que le den una lección!
—
Sí, pero en privado, hijo. Debe ser manejada en forma diferente de las demás
esclavas, porque su espíritu es demasiado orgulloso.
—
El espíritu puede ser quebrantado, señora.
—
¿Haríais eso a una criatura tan bella?
El
ladeó la cabeza hacia ________.
—
¿Por qué os ponéis de su lado? ¿Esperáis que yo tolere sus berrinches?
—
No, pero siento una especie de afinidad con ella — admitió Heloise— . Una vez
sentí algo muy parecido a lo que siente ella ahora. Pero fui conquistada con
amor.
—
¿Qué sugerís, entonces?
—
Podríais probar con bondad, hijo — dijo ella con suavidad.
—
No, ése no es mi estilo.
—
Había una época en que no erais tan duro, Tom. ¿Tanto os ha destruido Morna? —
viendo que él entornaba los ojos, añadió rápidamente— : Perdonadme. No fue mi
intención recordárosla. Pero esta muchacha no es Morna. ¿No podéis practicar un
poco de tolerancia con ella?
—
¿Ella es mía?
—
Sí — repuso Heloise, de mala gana.
—
Entonces dejadme que la maneje como a mí me parezca mejor.
________
hervía por dentro. Quería que ellos siguieran creyendo que no los entendía,
pero estaba volviéndose cada vez más difícil no replicar cuando la conversación
era acerca de ella misma. Tom había demostrado que era un adversario frío y sin
corazón, no mejor de lo que ella esperaba. Por lo menos, ahora estaba segura.
Vio
que él la miraba con ojos helados.
—
Dadme el cuchillo, mujer.
La
voz de él no admitía negativa, pero ella lo mismo meneó la cabeza con
vehemencia.
—
No — dijo— . Tendréis que tomarlo vos.
—
¡Tom, por Dios, dejad que lo conserve por ahora! — dijo Heloise con ansiedad— .
¿Queréis arriesgaros a sufrir una herida aquí?
—
¡Por Thor! — estalló él— . Sus palabras son valientes, pero vos la sobrestimáis
demasiado, madre, como ella misma hace. No es rival para un hombre.
—
¡Por favor, Tom!
El
luchó frenéticamente con sus emociones, pero al final las palabras implorantes
de su madre se impusieron a sus instintos. Se volvió a ________, quien lo miró
desafiante.
—
¿Vendréis conmigo pacíficamente?
—
Sí — respondió ella de inmediato, sabiendo que la victoria era suya— Abandonaré
este salón.
El
le indicó que lo precediera y ella así lo hizo, orgullosamente, sin mirar a
derecha ni izquierda. Mientras caminaba, volvió a meter el cuchillo en su
cinturón, segura de que ahora nadie la molestaría.
En
la cima de la escalera, cuando ________ doblaba a la izquierda, Tom la detuvo y
en cambio la empujó hacia su habitación. Ella no se opuso. Por lo menos, en el
cuarto de él había una cama blanda. Pero si bien traspuso el umbral, él la tomó
por sorpresa levantándola en el aire con una mano y quitándole el cuchillo con
la otra. En seguida la arrojó a través de la habitación y ella cayó
violentamente al suelo.
—
Debí hacer esto abajo — dijo Tom con una mueca de crueldad — Para poneros
debidamente en vuestro lugar.
—
¡Embustero! — siseó ella, poniéndose de pie— . Temisteis hacerme frente cuando
estaba preparada. ¡Debíais atacarme por detrás, como el cerdo cobarde que sois!
—
Cuidado, mujer — le advirtió él, amenazador— . O recibiréis el castigo que
merecéis.
—
¿De modo que también golpeáis a mujeres indefensas? ¿Es que no hay límite a
vuestros modales despreciables?
—
No mujeres indefensas, mujer... ¡esclavas incorregibles!
—
iOoohhh! — gritó ella y se lanzó sobre él.
—
¡Quieta, muchacha si aprecias en algo tu vida!
Ella
no le hizo caso, decidida a lastimarlo de alguna forma. Pero se detuvo de
pronto cuando oyó un gruñido amenazador que venía de la cama. Volvió sus ojos
temerosos en esa dirección y vio un enorme y blanco perro pastor acurrucado
sobre el lecho y que le enseñaba sus agudos dientes.
—
Si me hubieseis tocado una sola vez, mujer, se habría arrojado inmediatamente a
vuestro cuello.
—
Llamadlo — susurró ________ asustada, con el rostro mortalmente pálido.
—
No, creo que no. El perro es lo que necesitáis para ser obediente — replicó Tom,
y levantó un ángulo de su boca en una mueca de burla. Ella lo miró con ojos
dilatados.
—
¡No podéis dejarme aquí con él!
—
No os hará daño mientras os quedéis quieta.
Tom
se detuvo en la puerta con una expresión divertida en su cara.
—
Todavía no nos hemos enfrentado, ________ Carmarham — dijo— . Pero cuando
llegue el momento, creo que lo disfrutaré.
Ella
olvidó al perro un momento y replicó:
—
¡También yo, vikingo!
Tom
rió con ganas y miró al animal sobre la cama.
—
Cúidala bien, perro.
Sonrió,
cerró la puerta y dejó solos a la muchacha y a la bestia.
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Un
viento frío que entraba por la puerta del balcón despertó a ________. Se
estremeció, y rápidamente metió los pies desnudos debajo de su camisa. Cuando
yacía enroscada como una pelota para darle calor, se abrió la puerta.
Levantó
la vista. Tom estaba allí con una gran bandeja de comida. El ordenó al perro
que se largara, cerró la puerta con el talón y puso la bandeja sobre la mesa.
—
¿Qué tenéis contra el aire fresco, mujer? — preguntó él sin mirarla, y abrió la
puerta del balcón.
—
¿Qué tenéis vos contra un poco de tibieza? — replicó ella con petulancia.
De
pronto, él le sonrió.
—
Temo que vayáis a perecer en invierno, muchacha, si pensáis que con este tiempo
tan apacible hace frío.
Ella
tembló ante sus palabras. ¿Cómo se las arreglaría en invierno? Tan al norte,
los meses largos, fríos, serían como nada que había conocido en su tierra. Y si
lo que le habían dicho Wyndham y Tom era verdad, durante ese tiempo no habría
sol para ayudar a fundir la nieve.
—
Venid a comer, mujer — dijo Tom, y acercó a la mesa las dos sillas como tronos.
—
¿Vuestros invitados se han marchado al fin? — preguntó ________, pronunciando
las palabras con todo el disgusto y el odio que sentía.
—
Sí. Mi casa ha vuelto a la normalidad. Primero comeremos y después hablaremos.
Ella
lo miró con recelo
—
¿Acerca de qué?
—
De vos y vuestra nueva vida aquí..., de lo que se esperará de vos. Esta vez
dejaremos las cosas arregladas.
¡Oh,
señor! Sintió que se acercaba otra batalla y en verdad no le gustó la
perspectiva. ¿Siempre tendría que chocar con este hombre? Todavía no había
tenido un día de paz desde la muerte de su padre y ansiaba un poco de
tranquilidad.
________
suspiró y se unió a Tom en la pequeña mesa. El había traído dos tazones llenos
del desayuno diario normal: gachas de avena. También había faisán recalentado y
una hogaza entera de pan para los dos. Cuando _________ tomó un jarro y lo
encontró rebosante de leche tibia como antes, hizo una mueca.
—
¿Por quién me tomáis que me dais leche como a una criatura?
—
Yo también bebo leche, mujer — replicó él, levantando un jarro como el de ella—
Se cree que es una bebida saludable.
—
¡Detesto la leche! — estalló ella— ¿Aquí no se les permite a las mujeres un
poco de vino o hidromiel?
El
se reclinó en su silla y frunció los labios.
—
Sí, se les permite — dijo— . Pero no a las esclavas.
Ella
sintió un fuerte impulso de arrojarle la leche en la cara para borrar esa
expresión. Se preguntó fugazmente cómo reaccionaría y decidió no hacer la
prueba. Maldijo otra vez a su destino y en seguida atacó la comida, ansiosa por
terminar de una vez.
Tom
la observó en silencio mientras comía y notó el color encendido de sus
mejillas. No hacía falta mucho para inflamar el carácter de esta joven. La sola
mención de su nueva condición era suficiente. Nunca había conocido una mujer
con tanto orgullo fuera de lugar y con tanta arrogancia. Que ella le
pertenecía, era algo que todavía él tenía que decidir si le resultaba
gratificarte.
Recordó
cuando vino tarde en la noche y la encontró hecha un ovillo en la cama. Su
rostro parecía tan infantil, su belleza tan irreal. Pero en seguida recordó
cómo la había encontrado ayer, abajo, toda furia y fuego, salvaje y desafiante.
Aun entonces él admiró su belleza, las fieras chispas reflejadas en sus ojos
plateados, el intenso color de su cara causado por la cólera. Lo enfureció
sobremanera encontrarla discutiendo con su madre. Pero se detuvo para escuchar
las palabras con que ella describía lo que había sufrido, lo que había perdido
a manos del padre de él. Algo de su furia murió entonces, pero se reavivó de
inmediato cuando ella amenazó a su hermano.
¡Pensar
que una esclava suya iba a atreverse a amenazar a su familia! Y después, ver
que su madre la defendía, que detenía su mano para que no castigar a la
muchacha como se lo merecía. Sin embargo, fue una suerte que su madre hubiera
estado allí, porque él, enfurecido como estaba, seguramente habría lastimado
seriamente a la muchacha, sólo para lamentarlo después.
—
Bueno, ¿vais a dictarme vuestra ley ahora?
La
insolente pregunta lo hizo sonreír, lo cual formó hoyuelos en sus mejillas.
—
¿Aceptaréis mi ley? .
—
Primero os escucharé, después tendréis mi repuesta — repuso ella con voz
carente de interés.
—
Muy bien — dijo él, recostándose nuevamente en el respaldo de su silla— Para
empezar, no tendréis más berrinches de los que me habéis brindado hasta ahora.
—
Yo no tengo berrinches, vikingo, digo lo que siento — respondió ella con calma.
—
En vuestros labios, la palabra vikingo suena como un insulto, mujer. No quiero
volver a oírla.
—
¡No os llamaré amo! — siseó ella, pronunciando la palabra con intenso
desprecio.
—
Os concedo eso — replicó él— . Me han dado un nombre que podéis usar.
—
A mí también me dieron un nombre, aunque no he oído que vos lo uséis...
—
Muy bien... _______ — dijo él y sonrió.
Ella
dejó que una sonrisa asomara a sus labios.
—
No es tan difícil llegar a un acuerdo con vos.
—
¿No? Deberíais reservar vuestras opiniones hasta que hayamos terminado —
respondió él, y vio que la rara sonrisa desaparecía— . Ahora bien — continuó
con tono autoritario— Yarmille ha sugerido que seáis alojada con las otras
jóvenes. Janie y Maudya comparten una casita a corta distancia detrás del
establo. Viviréis con ellas. Dormiréis y pasaréis vuestro tiempo libre allí.
¿Es de vuestro agrado?
—
Sí.
—
Bien. Vuestras tareas no serán diferentes de las de esas otras mujeres.
Ayudaréis a cocinar y limpiar, ordeñaréis las vacas, moleréis el grano. En
realidad, no hay mucho que hacer, pues esta casa es pequeña y sólo tenéis que
servirme a mí. Cuando no esté, Janie os dirá qué hacer. Y puesto que no tengo
esposa, también ayudaréis ocasionalmente en el cuarto de costura, a remendar y
hacer nuevas ropas.
—
¿De veras? — preguntó ________ con frialdad.
—
Sí. No habrá niños que cuidar ni una señora que atender, pues nunca me casaré.
Sólo tenéis que complacerme a mí — dijo Tom rápidamente, suponiendo, por la
pregunta de ella, que no habría discusión.
—
Todas esas tareas que habéis descrito son tareas de mujer.
—
Por supuesto.
Ella
lo miró fijamente, tratando de conservar la calma.
—
Teníais razón cuando dijisteis que reservara mi opinión sobre el resultado de
esta plática, porque si eso es lo único que me ofrecéis, nunca nos pondremos de
acuerdo.
Tom
la miró ceñudo.
—
¿Os negáis a trabajar?
—
¡He dicho que no quiero hacer trabajos de mujeres! — dijo ella con altanería—
¡Nunca lo hice y nunca lo haré!
El
se inclinó hacia adelante con los ojos entrecerrados como dos hendiduras y cada
vez más furioso.
—
¡Lo haréis!
—
¡No, vikingo! — replicó ella, poniendo fin a la especie de tregua que existía
entre los dos— . ¡No lo haré!
—
¡La comida que coméis, las ropas que vestís, vienen de mí! ¡La casa donde
dormís es mía! — estalló él, poniéndose de pie— . ¡Si no ganáis lo que
consumís, mujer, sois inútil para mí!
—
Ganaré lo que consuma — dijo ella en un tono repentinamente calmo que lo
sorprendió.
—
¿Cómo? No será en mi cama, si es eso lo que pensáis.
—
Con seguridad, eso jamás ocurrirá. No. Erin ha dicho que puedo ayudarlo con los
caballos si le dais vuestro permiso — Tom la miró torvamente.
—
¿Cuándo hablasteis con Erin?
—
El primer día de vuestro regreso.
—
¡Os ordenaron que ese día permanecieseis en el cuarto de costura!
—
No estoy acostumbrada a la inactividad, vikingo — replicó ella con vehemencia—
¡Tampoco a recibir órdenes!
—
Bueno, tendréis que aprender, mujer — repuso Tom con brusquedad— . Y en cuanto
a trabajar con Erin, eso está fuera de la cuestión.
—
¿Por qué? — preguntó ella— Decís que debo ganar lo que consumo. Bien, os dije
lo que es aceptable para mí. Conozco de caballos tanto como de armas, y no me
opongo a limpiar un establo porque lo he hecho antes. Si eso no basta, también
puedo cazar. En mi casa, yo proporcionaba carne para nuestra mesa; lo mismo
puedo hacer aquí.
—
¿Ese es el alcance de vuestros talentos? — preguntó Tom con sarcasmo.
________
sonrió de repente.
—
No. Si tenéis un enemigo, lo mataré por vos — Tom estalló en carcajadas.
—
Sois sorprendente, mujer. ¿De veras os gustaría ser un hombre?
Ella
se enfureció por el tono burlón de él.
—
No puedo evitar ser lo que soy — dijo con voz quebrada— Fue así como me
criaron.
—
Bueno, tendréis que cambiar vuestros hábitos, mujer.
—
¿No cederéis?
—
No. Trabajaréis en la casa.
_______
se levantó con los hombros rígidos y el mentón orgullosamente en alto.
—
Entonces — dijo— , no me dejáis otra alternativa que marcharme.
—
¿Qué? — La miró con incredulidad.
—
Me habéis oído, vikingo. Puesto que no trabajaré según vuestras órdenes y vos
no me dejáis elegir, entonces, como dijisteis, seré inútil para vos. De modo
que me marcharé.
Tom
meneó lentamente la cabeza y cruzó los brazos.
—
No, mujer. Eso es imposible. Olvidáis que ya no sois libre de ir y venir como
os plazca. Ahora me pertenecéis.
—
¡Sois un asno insufrible! — estalló ________, con su furia reflejada en la
plata vidriosa de sus ojos— . ¿Creéis que podríais detenerme si quisiera
marcharme?
Tom
se puso rígido de ira. Se sorprendió por haber soportado hasta ahora la
obstinación de ella.
—
Si abandonáis mis tierras, mujer, todo vikingo de millas a la redonda será
lanzado tras vos. Después seréis encerrada en una celda por vuestra
terquedad... indefinidamente.
Ella
se rió de él.
—
Una vez que me haya marchado, vikingo, no me encontrarán. Así que vuestras
amenazas no me asustan.
—
He tolerado mucho de vos — dijo Tom con voz fría como el hielo— Pero basta. Es
tiempo que aprendáis plenamente lo que significa ser poseída.
________
miró la puerta cerrada, pero no quiso huir... no cuando podía apoderarse del
cuchillo que Tom llevaba en su cinturón y ponerse en posición ventajosa.
—
¿Qué tenéis pensado, vikingo?
—
Una buena azotaina, para empezar — dijo él, y empezó a acercársele.
Tom
esperaba que ella echara a correr y, por lo tanto, no estaba preparado cuando ________
se lanzó hacia él y en seguida se escabulló fácilmente por debajo de su brazo.
El murmuró un juramento y se volvió para agarrarla, pero se detuvo de pronto
cuando vio el brillo del cuchillo que ella tenía en la mano. ________ rió de la
absurda expresión de Tom.
—
¿Decíais?
—
¡Dadme el cuchillo, mujer! — rugió él. — ¡Venid y tomadlo, maldito! — dijo ella
con ojos tan decididos como su tono.
—
¡Sufriréis más por esto!
—
Cuidado, vikingo — dijo ella en tono de provocación— . Ahora no está aquí
vuestro perro para protegeros.
El
soltó un gruñido y fue hacia ella. ________ mantuvo el cuchillo delante de
ella, con intención de mantenerlo a raya, no de matarlo. El era una bestia
arrogante, pero aún no le había hecho ningún daño. Ella quería la sangre del
padre, no del hijo.
Sin
embargo, fue un error no atacarlo, porque Tom dio un salto y aferró la muñeca
del brazo que sostenía el arma. La presión que aplicó para hacer caer el
cuchillo fue tremenda, pero ella se mordió el labio y soportó el dolor,
mientras maniobraba diestramente el cuchillo hasta que le hizo un corte en el
brazo. El la soltó. Ella miró la sangre y notó que era apenas un pequeño
arañazo. Pero en ese momento, el puño de Tom cayó con fuerza sobre su muñeca y
el cuchillo cayó al suelo. En seguida golpeó a _________ con el dorso de la
mano y casi la hizo perder el equilibrio.
_________
se limpió lentamente la sangre que brotaba de su labio inferior y lo miró
desafiante. Permaneció erguida, orgullosa y sin temor frente a su contrincante.
—
Haz lo tuyo, vikingo.
El
no dijo nada, sino que la miró un largo momento. Algo de su cólera se disipó.
Ella no se preparó para correr cuando él se quitó el cinturón y lo sostuvo en
su mano, sino que lo miró con odio a los ojos.
CHICAS.. aqui un nuevo capi...
Tengo que decirles que me desilusione... ya que habia un solo comentario.,..=( que pasa.. ya no les gusta la ficc???
Espero respondan....
Cuidence
Las Quiero
BYE...
Awww pobre (tn) tan orgullosaa.. Quiero q ya haya acercamiento ..
ResponderEliminarClaro q me encanta la fic. Lo q pasa es q no me notifico el blogger q habias subido y justo ayer entre para comentarte xq no subias y me lleve la sorpresa q habias subidoo..y si te comente xD
Tamitha tu sabes q Amo tus adaptaciones y q siempre comentoo!! Siguelaaa esta muy emocionante la fic .. Ahora q hara Tom la castigara??
Bye cuidate :D
:) me encanto y me dejaste con la duda de lo qe sige :D
ResponderEliminaremms no soy de poner comentarios pero si leo todos lo capis y me gustan pero eso no comento mucho
mmmm qe estes bn y sube pronto jejeje
Pero pero Awww Tom jajajjajajajajjaja xD que mucho me voy a reír con esta T.n no le tiene nada de miedo :D
ResponderEliminarO_O chanfle ejjejejeje la dejastes buenisimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
ResponderEliminarque le hara? la golpeara?? Chanfle esta mujer es VALIENTE ejejje y TOm ha aguantado bastante!!
Me encanta la FIC!!!
Gracias por subir!!
BUENISIMO!! dios mio esta buenisima y si me hizo reir una que otra vez!! ay pobre tom, lo que tendra que soportar hahahaha sale cuidate y que estes bien chau xD
ResponderEliminarme encanto como no se deja dominar tn!! ajjaja y me mato la situacion del perro ... menos mal q no lo golpeo en ese momento ajaja :D
ResponderEliminarPerdon q no comente el otro pero no lo habia visto y se me paso cuando vi que decia q subiste el 10 me di cuenta q estaba el otro :S
Gracias por subir C:
Bye y Cuidate!!
PD: Subeee pronto Pooooorfa!! :)