"CAPITULO 14"
Tom estaba sentado solo
ante la larga mesa, terminando un sustancioso guisado y cavilando en su
soledad. Perro yacía a sus pies y golpeaba ruidosamente el suelo con la cola,
esperando con paciencia un resto de comida. La mayoría de las veces, Tom
disfrutaba de la tranquila soledad, pero en otras ocasiones, como ahora, casi
deseaba haber permanecido en la casa de sus padres en vez de instalarse en este
caserón frío y vacío. Echaba de menos la calidez de su familia, la plática y el
compañerismo. Ni siquiera tenía a Yarmille para que le hiciera compañía durante
las comidas. Porque ella sólo se alojaba en la casa cuando él estaba ausente. Y
ahora que tenía menos esclavos que supervisar, sólo venía dos veces en la
semana para darles instrucciones.
Tom pinchó con aire distraído
un trozo de venado y se lo dio al mastín.
Pronto los sirvientes
terminarían sus tareas en la casa y regresarían a sus viviendas para pasar la
noche. Entonces él quedaría completamente solo en esta gran casa, con sólo
Perro para acompañarlo hasta la cama.
Hacia tres años había
creído que sería diferente. Cómo se equivocó. Había alentado esperanzas de que
contaría con una nueva familia para añadir placer a su vida. Hijos a los que
pudiera ver crecer, una esposa amante para calentarle la cama. ¡Nunca había
existido un tonto más grande que el que estaba sentado a esta mesa! Ahora nunca
tendría una mujer para compartir su vida. Nunca confiaría en ninguna lo
suficiente para entregarle su amor. Nunca más se expondría a sufrir otra herida
de ésas.
Pero levantó la cabeza
cuando las risitas de Janie llegaron desde el área de cocinar. Un momento
después, Perrin entró en el salón, con una sonrisa de satisfacción en los
labios. Saludó a Tom y se sentó a la mesa.
— Juro que cuando venís a
visitarme pasáis más tiempo con esa mujer que conmigo — dijo Tom de buen humor,
contento de interrumpir sus cavilaciones.
— Admito que encuentro su
compañía más agradable que la vuestra. Vuestro humor está generalmente muy
agriado mientras ella es, oh, muy dulce — Perrin rió
— ¡Hum! Debí saber que ella
era la única razón de vuestra visita — replicó Tom, fingiéndose ofendido— .
Marchaos, entonces. La libero de sus obligaciones para complaceros a vos.
— Me herís, Tom — dijo
Perrin y se llevó las manos al corazón para acentuar el significado de sus
palabras— Es muy triste que un hombre prefiera la compañía de una mujer a la de
un amigo de confianza
— Ajá — repuso Tom, ya sin
bromear. Enseguida sonrió— . ¿Entonces, qué os ha tenido tanto tiempo ausente?
Eché de menos vuestra presencia en el festín y no os he visto desde que
regresamos a casa.
— Estuve cosechando los
pocos campos que poseo. A diferencia de vos, no tengo tantos esclavos como para
no verme en la necesidad de ocuparme personalmente de la cosecha.
— Debisteis pedir ayuda,
Perrin. Mis cosechas fueron recogidas hace un mes. Los esclavos no tenían nada
que hacer y yo tampoco.
— Quizás el año que viene
lo haga..., pero por un precio.
— ¡Bah! ¿Queréis poner
precio a la amistad? ¡Ahora sois vos quien me hiere a mí!
— Entonces lo haré, Tom, si
regresáis a tiempo de Oriente. —Tom demostró sorpresa.
— ¿No vendréis conmigo en
la primavera, entonces?
— No lo he decidido aún
— respondió Perrin con seriedad— . Mi
madre no lo pasó bien durante el invierno sin mi compañía.
— Nos fue bien en nuestra
primera aventura comercial — replicó Tom— . Quizá nos demoramos demasiado
tiempo con los esclavos y por eso tuvimos que quedarnos. Pero eso no volverá a
suceder.
— Eso, sólo Odín puede
decirlo con seguridad — admitió Perrin— . Ya veremos.
Janie entró con varias
jarras de cerveza y los dos hombres quedaron callados. Tom vio la mirada que
intercambiaron Perrin y la joven y casi envidió la relación que compartían. Le
hubiera gustado tomar a una mujer tan ligeramente como su amigo, sin
comprometerse.
Cuando Janie se fue, Perrin
sonrió y se acercó más a Tom.
— Encontré a vuestra nueva
esclava cuando venía hacia aquí.
— ¿Sí?
— Sí. Primero me detuve en
la casita de las mujeres para ver si Janie estaba allí, pero en cambio encontré
bañándose a esa belleza de pelo negro.
Los ojos de Tom se
ensombrecieron.
— ¿Y?
— Me pregunto por qué la
alejáis de vos cuando vuestra cama es lo bastante grande para dos.
— ¡Hum! — gruñó Tom— . No
debéis haber hablado con ella o no os haríais esa pregunta. Ciertamente, ella
es una rosa, pero sus espinas son demasiado agudas para mi gusto.
— Oh, hablé con ella... un
poco — Perrin sonrió — Me provocó con osadía en realidad, sólo para amenazarme
enseguida si me atrevía a tocarla.
— ¿La tocasteis? — preguntó
Tom, ceñudo.
— No, pero apostaría a que
el próximo hombre que la encuentre lo hará. ¿No os importa compartirla?
— ¿Por qué iba a
importarme? Quizás eso la ponga en su lugar — dijo Tom, torvamente.
Perrin rió.
— ¿Todavía tenéis que
cumplir la promesa que hicisteis en el festín? La muchacha aún no está domada,
¿eh?
— No tenéis que recordarme
esa promesa de borracho — dijo Tom, con una mueca.
Recordó claramente la
promesa porque en aquella oportunidad no estaba borracho, sino enfurecido por
las constantes bromas de su hermano sobre que nunca podría manejar a una mujer
pendenciera como ________. Poniendo las manos sobre la tabla sagrada dedicada
al dios Frey y bebiendo de la copa ritual, había prometido delante de todos que
la domaría.
Poco sabía entonces de las
dificultades de la tarea que se imponía a sí mismo. La táctica que eligió le
fracasó. Ella no quedó humillada por el resultado, sino muy complacida, y
puesto que ése no había sido el objetivo, él se sintió muy fastidiado. Sin
embargo, castigarla con el látigo hubiera sido inútil, él lo sabía; además no
lo hubiese hecho de corazón. Aunque ella no se doblegaba a su voluntad, por lo
menos lo servía, aunque no fuera en la forma que él le ordenó la primera vez.
— ¿De modo que ella no
quiere trabajar para vos? — preguntó Perrin.
— No, trabaja en el
establo.
— ¿Permitís eso? — preguntó
Perrin, sorprendido.
— Es lo único que acepta
hacer — admitió Tom de mala gana, y su ceño se acentuó.
Las carcajadas de Perrin
resonaron en el salón.
— ¡De modo que la muchacha
tenía razón! Sois vos quien ha sido domado, no ella.
— ¿Ella dijo eso?
La risa de Perrin se apagó
y él arrugó el entrecejo ante la expresión de cólera que apareció en el rostro
de su amigo.
— Vamos, Tom. No quisiera
causar con mis palabras un daño a la muchacha.
— ¡No sufrirá ningún daño,
pero por Thor, no estará tan satisfecha consigo misma por la mañana!
Una nube oscura pareció
haber envuelto a Tom. Perrin lo miró y suspiró interiormente. Lamentó mucho sus
palabras apresuradas y esperó que la muchacha no tuviera que sufrir demasiado a
causa de ellas.
Tom se dirigió a la casita
de las esclavas, con una furia profunda corroyéndolo durante el camino. Abrió
sigilosamente la puerta de la vivienda de las mujeres y entró. Un suave
resplandor rojizo del fuego moribundo lo ayudó a encontrar a su presa. Se le
acercó.
________ estaba
profundamente dormida sobre un tapete frente al hogar, acurrucada debajo de una
vieja manta de lana. Su pelo sedoso estaba suelto y se extendía detrás de ella
como sembrado de rubíes por la luz del fuego. Las largas pestañas negras le
sombreaban las mejillas y sus labios entreabiertos estaban húmedos como pétalos
rosados.
El verla tan dulce e
inocente en su sueño inflamó la sangre de Tom. Que cuando despierta era un
demonio, fue olvidado. Se inclinó y retiró la manta con suavidad. Cuando el
aire frío que entraba por la puerta tocó sus pies desnudos, ________ arrugó la
cara y acercó sus piernas a su pecho en busca de calor perdido. Su forma menuda
estaba oculta dentro de un basto y voluminoso camisón, que sin duda le había
dado la rolliza Maudya, que dormía en el otro extremo de la habitación.
Tom recordaba bien los
miembros sedosos que ahora estaban tan abrigadamente envueltos, los brazos
suaves y los muslos largos y bien formados, las firmes prominencias gemelas de
sus pechos y el vientre firme y liso.
También pensó en la
delicada curva de su cintura y en las nalgas redondeadas que pedían que las
acariciaran, la aterciopelada suavidad de su espalda y los huecos satinados del
cuello que había besado.
Tom rápidamente se sacó de
la mente esos pensamientos antes que lo dominaran y lo hicieran actuar como un
semental en celo sin importarle la privacidad. Con un rápido movimiento, aplicó
una mano sobre la boca de ________ para impedirle que lanzara un grito de
alarma, porque con ello hubiera despertado a las otras. La joven abrió
instantáneamente los ojos, pero antes de que pudiera ver quién estaba
raptándola, él la levantó y la apretó contra la pétrea dureza de su pecho y se
llevó hacia la noche el cuerpo que se retorcía.
Cuando llegó al establo la
dejó en el suelo. Ella lo miró furiosa, con el pelo cayéndole sobre los hombros
hasta la cintura, como una capa renegrida. Entonces lo reconoció y su ánimo se
serenó por completo.
— Oh, sois vos — dijo en
tono que sugería que él no merecía toda su preocupación.
— ¿Y quién otro podía ser?
— Uno de vuestros amigos —
repuso ella— . Apostaría que ese llamado Bayard querría hacerme pagar lo que le
hice. También a vuestro hermano le gustaría llevarme a la cama.
— ¿Y vos les teméis?
— No, pero no soy tonta
como para tomarlos a la ligera — respondió ella.
— Sólo a mí me tomáis a la
ligera, ¿verdad? — gruñó él. Ella lo miró sorprendida.
—¿Por qué debería temeros,
vikingo? Me habéis mostrado lo peor de vos, pero en realidad no fue tan malo —
El dio un paso hacia ella, nuevamente encolerizándose.
— ¿Deberé cargaros el resto
del camino, mujer o caminaréis voluntariamente?
— No, no iré con vos. No me
gusta que me despertéis para vuestro placer.
— No se trata de mi placer,
mujer.
— ¿No?
— Entonces ¿qué?
— ¿Vendréis?
Antes de que ella pudiera
decir sí, porque se le había despertado la curiosidad, él la tomó de un codo y
la empujó con rudeza hacia adelante. Ella se apanó y se detuvo cuando las
piedras del suelo le recordaron que estaba descalza.
— ¿Por qué os detenéis? — preguntó él en tono
de impaciencia.
— ¿Deseáis que mis pies
queden ensangrentados? Parece que, después de todo, tendréis que cargarme —
dijo con una sonrisa traviesa.
El vaciló un largo momento
y la miró torvamente antes de atraerla de un tirón y levantarla del suelo.
Inmediatamente ella le rodeó el cuello con los brazos y oyó que él gruñía de
desaprobación. Con pasos rápidos llegaron al fondo de la casa y a la escalera
que subía al primer piso. El subió deprisa, de a dos peldaños por vez. El peso
de ________ parecía ser nada más que un saco de plumas en sus brazos poderosos.
Una vez dentro de la casa,
la dejó deslizarse hasta el suelo, pero ________, a propósito, mantuvo sus
brazos alrededor del cuello de él un momento más de lo necesario antes de
dejarlos caer a sus costados. El permaneció impasible y la empujó para que la
precediera.
Ella no había estado en la
casa desde el día que él tomó su inocencia e inmediatamente notó los cambios
que desde entonces habían tenido lugar. Ornamentados candelabros de oro estaban
ahora fijos a intervalos en las paredes, y entre ellos colgaban pequeñas
tapicerías de brillante colorido con bordes decorados con oro. En el suelo, una
alfombra angosta corría a lo largo del ancho pasillo. Era negra y plateada, con
bordados en oro en forma de espirales en los bordes. La atmósfera era todo un
cambio para mejor comparada con la de antes.
________ vaciló cuando vio que estaban acercándose
a las habitaciones de Tom, pero él la hizo entrar y cerró la puerta.CHICAS.. un nuevo capi espero les guste.. muchas gracias por sus comentarios.. siempre me alegran el dia jajaja... y Soffi gracias por que vas a empezar a subir mas seguido jajaj xd.. asi no me dejas tan intrigada con tu ficc =)..
Ahora que hara Tom???
Cuidence...
Las Quiero
BYE =D
Hermosoooooooooooooooooo!!!
ResponderEliminarMe encanta como se va desarrollando!!
Gracias por subir!!
Tu fiel Fan!!!
Cabi
mmm... q hara Tom??... que intriga ya quiero saber (:
ResponderEliminary denada hare lo mejor que pueda! :D gracias a ti por leer mi fic
Yoo tambien quiere saber que hara Tom?? Me dejas toda intrigadaaa!!
ResponderEliminarSiguelaaa.. Me emociono cuando veo q publicas xD
bye cuidate :D