Lady ________ sabía que la...
esclavitud era el destino de las mujeres capturadas por los vikingos.
Brutalmente raptada por un hombre sin escrúpulos, ella había jurado vengarse,
enfrentarse a él hasta la muerte y no someterse jamás a su voluntad.
Lo malo es que ese Vikingo era padre de Tom Kaulitz....

viernes, 30 de noviembre de 2012

"CAPITULO 31"




El sueño llegó inesperadamente y duró la mayor parte de la tarde. De pronto, un sonido fuera de su puerta la despertó. Inmediatamente se metió debajo de los cobertores, fastidiada de que la encontrasen en esta situación. Un segundo después, antes que ella hubiera podido ocultar por completo su desnudez, la puerta se abrió con violencia y Tom entró en la habitación, con el rostro hecho una máscara de furia.

— ¡No os di permiso para regresar aquí, mujer!

— Ya lo sé.

— ¡Sin embargo, hicisteis lo que quisisteis! — gritó él antes de que sus ojos se posaran en el vestido destrozado. Después se volvió hacia ella con renovada cólera y la arrancó de la cama— . ¡Vine aquí para llevaros de regreso conmigo, pero veo que lo habéis echo imposible!

________ enrojeció intensamente. El no la soltó.

— ¿No puede haber en la casa de vuestro padre una invitada vestida de tosca lana, vikingo? — dijo ella con voz cargada de sarcasmo para ocultar su humillación.

— No, eso no puede ser — repuso él fríamente— . ¡Y puesto que preferís las ropas de esclava, eso será lo que tendréis, mujer, porque no recibiréis más presentes de mí!

— ¡Yo nada os pedí!

El hizo ademán de golpearla pero cambió de idea y la apartó de un empellón. Ella cayó contra la cama.

— Permaneceréis en esta casa puesto que así lo preferís. Encontraré otra para divertirme en la fiesta — Esas palabras la golpearon con más fuerza que un golpe físico.

— ¿Creéis que eso me importa? — gritó, aunque su voz tembló por la mentira.

— Poco me importa si os importa o no — replicó él, hiriéndola aún más— . Y en adelante obedeceréis mis órdenes, mujer, porque estoy cansado de ser indulgente con vos.

— ¿Qué haréis, vikingo? — preguntó ella con temeridad— . ¿Me quitaréis la vida tan descuidadamente como tomasteis mi amor?

El la miró un largo momento, sus ojos recorrieron las suaves curvas, se detuvieron en el pecho agitado y descansaron en el rostro, donde contemplaron la orgullosa belleza de ella, su desafío, su carácter indómito. ________ era como una criatura salvaje, indomable, pero vulnerable.

— No, no os quitaré la vida, ________ — dijo él con voz grave, impresionado por el esplendor de la joven—  Tomaré nuevamente vuestro amor... ahora.

Antes de que ella pudiera gritar, él se le arrojó encima al tiempo que se quitaba los pantalones y desenvainaba su virilidad, que palpitaba de deseos de penetrarla. ________ quedó sacudida y llena de repugnancia por este ataque.

Demasiado furiosa para pensar, se resistió salvajemente y lo arañó en los brazos desnudos hasta que la sangre goteó sobre la cama. Pero él no se detuvo ni trató de sujetarle las manos, siguió insistiendo hasta que su simiente de vida se vertió dentro de ella y entonces se desplomó.

Cuando se levantó de la cama y se abrochó los pantalones, ________ tembló de indignación por la forma brutal en que él la había tomado sin ninguna consideración, sólo para satisfacer sus necesidades animales. Nunca se lo perdonaría.

— Recordad mi advertencia, ________ — dijo él cuando salía por la puerta— . No abandonéis esta casa.

Aun ahora afirmaba su poder sobre ella, le recordaba que ella le pertenecía, que sólo podía hacer lo que él le permitiera. Tom despreciaba el amor de ella pero quería controlarle la vida.

— ¿Me habéis oído, mujer? — Ella lo miró con ojos como carbones encendidos.

— ¡Que el demonio os lleve, vikingo! ¡Que nunca encontréis vuestro Valhalla sino que os pudráis en el infierno con la hija de Loki!

Tom pareció ponerse pálido.

— Esas son palabras duras, _________, aunque las digáis encolerizada. Otro os mataría por esa maldición.

— ¡Hacedlo! ¡Matadme! — gritó ella— . ¡Ya no me importa!

Tom no respondió pero salió rápidamente de la habitación antes de que la cólera volviera a adueñarse de él. Fue directamente al establo y por segunda vez no advirtió la ausencia de Erin. Montó al pobre animal que esa mañana había corrido como nunca, aunque Hugh lo mismo venció a Tom en la carrera. Esa derrota había amargado considerablemente su humor, pero el último golpe fue comprobar que ________ se había marchado. Tom salió del establo, furioso.

— ¡Maldita mujer! — gruñó contra el viento— . Primero gritaba que me odiaba con todas sus fuerzas, después cambió y dijo que me amaba... ahora, otra vez me odia. ¡Le doy todo lo que tengo para darle, pero no, eso no es suficiente para ella! ¡Que Loki se la lleve! No voy a seguir soportando sus caprichos.

Tom espoleó a su caballo sin piedad. Esta noche se ahogaría en hidromiel y olvidaría a la arpía obstinada que quedaba en la casa.

________ encendió el fuego de la cocina y preparó una hogaza de pan achatado como tan a menudo había visto hacer a Janie. Ahora se sentía mucho más serena.

Después de que Tom se marchara, ella lloró un poco más hasta que comprendió que había sido una tonta. Tom estaba dispuesto a compartir su vida con ella, a darle lo que pudiera. Ella debía aceptar eso y estarle agradecida. Algún día él podría cambiar y amar otra vez. Después de todo, ella había cambiado.

La casa estaba silenciosa con sólo el crepitar ocasional del fuego para romper el silencio. Perro estaba echado debajo de la mesa de modo que ________ no vio cuando el animal irguió de pronto la cabeza. Sin embargo, oyó el ruido que llegó desde el exterior y que alertó al mastín blanco.

¿Podría ser que Tom ya hubiera regresado? En ese caso, debió echar de menos la compañía de ella. ________ se sonrió al pensarlo y esperó que se abriera la puerta. Se abrió, aunque muy lentamente. El aire helado se precipitó en la habitación e hizo estremecer a ________, pero no tanto como el saber que ni Tom, ni ninguno que ella conocía, hubieran entrado en la casa de manera tan sigilosa.

Un hombre asomó con cuidado en la puerta entreabierta, un hombre alto, casi tanto como Tom, con pelo castaño dorado y ojos de color azul claro. Estaba abrigado con pieles de diferentes colores y en la mano sostenía una espada de un solo filo.

________ contuvo el aliento. No conocía a este vikingo y por la expresión de sorpresa que vio en su rostro, él tampoco la conocía a ella.

Perro vino a su lado y con su grave gruñido le devolvió algo de coraje. La daga que Tom le había confiado colgaba de su cadera y esto también disminuyó algo sus recelos, aunque su arma era muy pequeña y de nada le habría servido contra un espadón.

— ¿________?

Quedó desconcertada. ¿El hombre la conocía, después de todo? Pero no, su tono era de interrogación. Sólo debía de haber oído hablar de ella, y también debía de conocer a Tom. Quizá no había nada que temer.

________ se mordió el labio, presa de indecisión, preguntándose si debía o no hablar la lengua del vikingo. Perro seguía gruñendo amenazador. ¿Acaso presentía peligro?

— La mujer está sola, Cedric.

________ ahogó una exclamación y se volvió para verse frente a frente con un desconocido que había venido de otra parte de la casa. Antes de que pudiera estudiar la situación, el joven llamado Cedric la aferró desde atrás. Ella gritó alarmada y en ese momento Perro mostró los dientes y atacó la pierna del vikingo.

Cedric gritó de dolor cuando Perro le hizo brotar sangre y levantó la espada para cortar la cabeza del animal.

— ¡No! — gritó _________ y aferró el brazo del vikingo para detenerlo. Olvidó sus propios temores y reunió todas sus fuerzas para impedir que la espada llegara a su blanco. Pero no fue por sus esfuerzos que Perro se salvó, porque ella era como un ratón contra un halcón mortal. El otro vikingo actuó rápidamente y con un puntapié apartó a Perro de la espada que descendía.

— Ella no mataría al perro — dijo en tono de advertencia— de modo que tampoco podemos matarlo nosotros.

— ¡Ah! ¡Todo este embrollo es una empresa estúpida! — dijo Cedric y soltó a _________ a fin de atenderse su pierna

— Tenemos a la muchacha, Arno. Eso es suficiente.

— Haremos esto como la mujer quería que lo hiciésemos — replicó Arno— . Esta es la única razón por la que accedí, porque nunca sospecharán de nosotros.

Cedric gruñó y comentó, con sarcasmo:

— La bolsa de oro no ayudó a convenceros, ¿verdad?

Arno ignoró esas palabras y miró furioso a su amigo.

— ¿La venganza contra un perro vale la cólera de vuestro padre?

— ¿Cómo?

Arno alzó las manos exasperado y al hacerlo, un rollo de cuerda que llevaba en un hombro se deslizó.

— ¿Debo recordaron que vuestro padre detesta la beligerancia que iniciasteis vos y vuestros hermanos? Esto pienso yo, y vos también sabéis que Latham no aprobaría esta fechoría. Si nos descubriesen, la paz de estos últimos años terminaría en un baño de sangre.

_________ permaneció silenciosa entre estos dos hombres que discutían. No entendía bien por qué habían venido aquí, pero sabía que no era para nada bueno. Perro, aunque viviera, estaba herido y no podría acudir otra vez en su ayuda... y Tom estaba divirtiéndose en la fiesta. Sintió una punzada de resentimiento porque Tom la había dejado sola para ir a divertirse.

Enseguida se reprochó ese pensamiento. No había sido culpa de él sino de ella que ahora tuviera que enfrentarse a sólo Dios sabía qué.

Antes que Arno terminase sus últimas palabras, ________ se escabulló de entre ellos. Con frenética prisa, porque esta era su única oportunidad según podía ver, se volvió y empezó a correr. De pronto sus pies se enredaron en algo y ella cayó hacia adelante raspándose las palmas de las manos contra el suelo duro.

Con temor, comprendió su error mientras la obligaban a ponerse rudamente de pie. Dirigió una mirada de odio a este vikingo que astutamente le había arrojado la cuerda a los pies para detenerla. Sus ojos eran oscuros y violentos como una tempestad cuando vio que él recogía la corta cuerda y se la ataba alrededor de las muñecas.

El no la miró ni una sola vez para ver la furia y el desprecio que ella sentía, sino que se volvió a Cedric cuando hubo terminado de amarrarle las manos.

— Tenemos el caballo y ahora la muchacha. Vámonos antes de que este plan fracase.

No esperó respuesta del hombre más joven, tomó una capa vieja que colgaba junto a la puerta y la arrojó sobre los hombros de _________. Después salió de la casa, arrastrándola con tirones de la cuerda. Ella se sintió degradada e indefensa, como un pobre animal atrapado. ¿Cómo se atrevían a tratarla en esta forma?

________ fue llevada a lo largo del costado de la casa. Pasaron la celda donde había soportado una noche terrible y llegaron a la parte del frente. Estaba más confundida que nunca, y la frustración y la cólera le impedían pensar con claridad. Empezaron a descender el empinado sendero del acantilado que llevaba al embarcadero. Allí ________ vio el barco de Tom, imponente y orgulloso, flotando sobre las serenas aguas del fiordo como un dragón dormido. Al lado había otro gran navío vikingo, igualmente impresionante.

________ fue llevada a este segundo barco y de inmediato empezaron a alejarse del embarcadero, de todo posible rescate, de Tom. ________ luchó contra el pánico que amenazaba dominarla. ¿Adónde la llevaban? Y más importante aún, ¿por qué razón?

Observó atentamente a los vikingos. La corriente impulsaba al navío pero los dos hombres luchaban lo mismo con los remos. Si hubieran venido de la dirección que ahora seguían, ¿cómo habrían hecho para luchar contra la corriente? ¿Por qué traer un barco tan grande para robar una sola esclava cuando habría bastado con un bote pequeño?

________ vio la razón cuando inspeccionó el barco vacío y comprobó que no estaba tan vacío. En las sombras, detrás de ella, distinguió la silueta de un caballo. Como no estaba atada a nada que restringiese sus movimientos, se acercó y reconoció a Willow.

Esto era aún más desconcertante. Tom tenía muchos buenos animales. Si estos vikingos eran piratas, ladrones en su propia tierra, ¿por qué se llevaban solamente un caballo y una esclava? ________ pensó en todas las conclusiones imaginables acerca de su situación y todas fueron desalentadoras. Esperó ansiosamente que los vikingos hablasen y le dieran más información, pero ellos guardaron silencio, enfrascados en su tarea. Por lo menos no la llevaban mar afuera. Ahora se acercaban a un embarcadero en el lado opuesto del fiordo.

Cuando ella y Willow fueron sacados del barco, miró desalentada las aguas profundas del fiordo. Aun si lograba escapar de estos hombres, ¿cómo podría regresar junto a Tom? Nunca sería capaz de manejar sola este barco ni tampoco podría intentar un regreso a nado hacia la salvación, porque no sabía nadar.

Dos caballos estaban atados cerca del embarcadero. ________ fue obligada a montar en el lomo desnudo de Willow y después que los hombres montaron sus propios caballos, partieron en la dirección que habían venido, nuevamente hacia el mar. Después de recorrer una corta distancia doblaron hacia el sur, alejándose más del fiordo y de Tom.

Tom. ¿Qué haría cuando descubriese que ella había desaparecido? Al ver que también faltaba Willow, ¿pensaría que había vuelto a escapar? La idea podía ocurrírsele pero la desecharía. Ella le había dado su palabra de que no huiría, ¿pero se le ocurriría cruzar el fiordo para buscarla? La noche parecía envuelta en una mortaja. Ni una sola estrella parpadeaba desde los cielos. No era una noche para viajar en la oscuridad pero los dos hombres que llevaban a ________ sabían perfectamente adónde iban.

Pasó menos de una hora y los caballos se detuvieron. _________ apenas alcanzó a distinguir la silueta de una casa. Esforzó sus ojos para ver más pero no tuvo tiempo porque la hicieron bajar de su yegua y la llevaron rápidamente al interior de la morada.

La casa estaba a oscuras y el olor acre de humo viciado flotaba pesadamente en el aire. Los hombres encendieron un fuego y ________ vio a su alrededor una habitación escasamente amueblada. Había un solo jergón en el suelo, una mesa pequeña con dos bancos y junto al fuego unos pocos utensilios de cocina. Numerosas pieles cubrían el suelo de tierra y las paredes, añadiendo algo de lujo a la estancia. Al observar con más atención, notó unos pocos objetos personales. Había un jarro de bronce sobre la mesa y cuatro platos de vidrio hermosamente pintados en estantes en las paredes. Dos hachas con mangos de ámbar estaban cruzadas sobre la puerta. En un rincón había un estante lleno de vajilla de terracota, copas de estaño, vasos y tazones, todos grabados con motivos paganos.

________ dirigió por fin su atención a los dos hombres. Arno estaba quitándose las muchas pieles que lo envolvían mientras Cedric la observaba con mucho interés. Sintió que se le helaba la sangre.

— Quizá demore mi partida — dijo Cedric, con los ojos fijos en ________.

Arno alzó la vista y frunció el entrecejo.

— Vuestro placer puede esperar. Hemos discutido esto largamente mientras esperábamos para asegurarnos de que estaba sola.

— Lo sé — dijo Cedric, y comentó— Esa mujer. Adosinda, dijo que esta mujer era una beldad, pero es mucho más bella de lo que yo esperaba.

— Cedric.

— ¡Está bien! — respondió éste fastidiado— . Regresaré al festín de mi padre. Pero mañana volveré. Y ella es mía primero, Arno. ¡Recordad eso!

Arno meneó la cabeza.

— Nada quiero de ella. Tengo malos presentimientos sobre lo que hemos hecho.

Cedric rió.

— No creo a mis oídos.

— Decid lo que queráis. Ella pertenecía a otro hombre, ella no quería dejar la casa de él y me temo que él no descansará hasta rescatarla.

— ¿Qué estáis diciendo?

— Que habrá derramamiento de sangre a causa de esta fechoría. Lo presiento... sé que será así.

— Si tan bien sabéis lo que traerá el mañana, decidme entonces cómo hará él para encontrarla — dijo Cedric con sarcasmo — Tengo un cobarde por amigo.

— Porque somos amigos no tomaré en serio lo que dice vuestra lengua suelta.

Cedric no mostró siquiera un asomo de remordimiento cuando fue hasta la puerta. Lanzó una última mirada a ________ y ella se estremeció cuando captó el significado de las intenciones de esos ojos helados.

— Cuidad bien de ella, Arno — dijo Cedric, y se marchó.

________ estaba medio aturdida. Miró esperanzada a Arno pero él rápidamente la ignoró. El no le ofrecería ninguna ayuda y se ausentaría mientras el otro la violaba. No podía dejar que sucediera eso, ¡ella no lo permitiría!

Recobró algo de su antiguo coraje. Había luchado contra Tom y con cierto éxito. También vencería a ese Cedric. El esperaría que ella fuera una victima fácil, no que le hiciera frente. ________ contaría a su favor con ese elemento de sorpresa.

También tenía su daga. Por alguna razón, ellos no se la habían quitado. Quizá no imaginaban que ella la usaría contra ellos o creían que la empuñadura enjoyada que brillaba en su cadera era un mero adorno. De todos modos se sintió reconfortada al pensar en que todavía poseía su arma.

Arno empezó a moverse en la habitación para preparar de comer. Después de poner a hervir sobre el fuego una gran olla de sopa, reunió mantas para la cama de _________ a las que puso sobre un tapete frente al fuego. Con señas, le indicó que podía dormir allí. Enseguida salió a ocuparse de los caballos.

________ caminó lentamente hacia su cama improvisada. Se sentía enferma del estómago por la aprensión. Por la mañana mataría a un hombre o sufriría las consecuencias de su intento. No estaba impaciente por enfrentar el resultado, cualquiera que fuera.

El aroma de la sopa era tentador. No había comido en todo el día. Pero temía que si lo hacía no podría retenerla.

Se tendió sobre el lecho de pieles. La cuerda de sus muñecas le molestaba. Pensó cortarla, pero rápidamente descartó la idea. No quería perder su daga sólo por un poco de comodidad. En cambio, desenvainó el arma y la puso debajo del tapete, al alcance de sus manos. Antes de que Amo regresara se quedó dormida.
 
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El vikingo llamado Cedric no regresó a la mañana ni tampoco al día siguiente. En realidad, _________ quedó sola con Arno más de una semana. Su resistencia fue puesta a prueba esos primeros días. Cada pequeño ruido que oía, hasta el gemido del viento, le parecía que era Cedric que volvía. Para ayudarse a pasar esos primeros días ni siquiera tuvo la esperanza de que Tom la encontraría, porque nevó la primera noche y durante tres días más. Ahora Tom no sabría que ella no había dejado huellas que él pudiera seguir. Nunca imaginaría que se la habían llevado en barco. Maldeciría a la nieve por haber cubierto las huellas pero eso de nada serviría, porque buscaría al norte del fiordo y nunca se acercaría a donde la tenían oculta.
— ¡Maldita nieve! ¡Malditos Arno y Cedric! ¡Maldita la mujer que dijeron que les había hablado de ella! ¿Quién era esa mujer? ¿Cordelia había cumplido sus amenazas? Pero Cordelia no podía hablar la lengua de estos hombres ni tampoco sabía cómo encontrarlos. Le vino a la mente la desagradable escena con Morna. Ella era la única capaz de intentar un juego tan sucio. Pero había otros que podían sentir que tenían cuentas que ajustar: Bayard, Corm, hasta Hugh... y especialmente el vikingo a quien había avergonzado hiriéndolo en un combate. Cualquiera de esos hombres hubiera sido capaz de enviar una mujer para que se pusiera en contacto con Cedric y Amo.
El segundo día Arno se compadeció de ella y le desató las muñecas. Esa noche, después que estuvo segura de que él dormía, ________ trató de escapar sigilosamente. Pero él, muy astuto, había dejado una trampa inmediatamente pasando la puerta: un carro lleno de leña con el que ella tropezó en la oscuridad. Antes que ________ pudiera incorporarse éI estuvo a su lado y la arrastró dentro de la casa. Ella lo maldijo en lengua celta y luchó con toda su fuerza. Al fin él la dominó y después de eso la tuvo atada de noche a una barra de hierro sobre el hogar redondo que había en medio de la habitación, de modo que ella no hubiera podido alcanzar su daga si hubiese llegado a necesitarla. Por lo menos, la dejaba suelta durante el día.
Después que pasó una semana Arno empezó a impacientares. Gruñía entre dientes y esto hizo que ________ se tranquilizara un poco. Quizá algo le había sucedido a Cedric que le impedía regresar. Arno ya había demostrado que él no quería tener a ________ aquí, no más de lo que ella deseaba estar aquí. Quizá la dejara marcharse.
Pasaron nueve días sin señales de Cedric y ________ por fin rompió el silencio y habló con Arno. Ahora no tenía nada que perder, porque como no había nadie con quien él pudiera hablar, ella no tenía posibilidad de enterarse de algo que pudiera servirle.
El estaba preparando pan para la comida matutina y se mostró irritable cuando ________ se le acercó.
— Vuestro amigo parece haber olvidado que estamos aquí — empezó ella ganándose la sobresaltada atención de él— . ¿Cuánto tiempo me tendréis aquí?
— Habláis bien nuestra lengua.
— Tan bien como vos — replicó ella.
— Me dijeron que estuvisteis aquí poco tiempo. Debisteis tener un buen maestro para aprender una nueva lengua tan rápidamente. ¿Quién fue vuestro maestro?
— Un hombre que me enseñó muchas cosas — repuso ella con calma y se acercó más— . Una de esas cosas es que en esa tierra no se puede conservar lo que se le quita a otro, ni aun pagándolo muy caro.
Las palabras dieron en el blanco y Arno saltó nerviosamente de la mesa como si Tom ya estuviese aquí para rescatarla.
— ¡El joven Kaulitz nunca sabrá que fuisteis traída aquí!
— Lo sabrá con el tiempo — dijo ________ con esperanza— . El conoce bien la tierra y registrará cada centímetro. Y cuando no me encuentre allí, buscará por este lado.
— No, antes de eso renunciará.
— ¿De veras lo creéis, vikingo? Lo que vosotros no tomasteis en cuenta es que yo amo a Tom Kaulitz y él me ama a mí — dijo esta verdad a medias con convicción— Es el amor lo que nos une y el amor puede superar todos los obstáculos.
Arno se sentó y la miró fijamente, haciéndola ponerse nerviosa.
— Quizá, mujer. Pero eso no está en mis manos. Yo sólo estoy cuidándoos para otro.
— ¡Vos ayudasteis a traerme aquí! — lo acusó ella, apuntándole con un dedo— . Me impedisteis huir. Sois tan responsable como vuestro amigo.
— ¡Basta de palabrerío, mujer! — estalló él— . Me gustabais más cuando parecía que no teníais lengua.
— Sabéis que yo digo la verdad. Tom no perdonará esto a menos que me soltéis ahora.
— No me toca a mí esa decisión. Guardaos vuestros argumentos para Cedric. Ahora sois de él.
— ¡Moriré antes de ser suya! — replicó _________ profundamente asqueada y en seguida bajó la voz— . Cedric ahora no está aquí. Podéis dejarme en libertad antes de que regrese.
— El es mi amigo, mujer, el único que tengo — respondió él— . Yo puedo no estar de acuerdo con lo que hace, pero lo mismo él tiene mi lealtad.
— ¡Vuestro amigo os causará la muerte! — le advirtió ________, recurriendo a cualquier cosa para hacerlo razonar.
— Hay poca verdad en lo que decís, porque Tom Kaulitz no os buscará aquí. Y si llegara a hacerlo, sería demasiado tarde porque para entonces Cedric se habrá hartado de vos y os habrá vendido lejos de aquí. Sabed esto, mujer. Mi lealtad es para Cedric y su familia. Yo tengo una granja en tierra de ellos. Soy vasallo del padre de Cedric, Latham Borgsen. Lo que pedís haría que me cortasen el cuello antes de lo que lo haría vuestro amo.
— Entonces consideradme vuestra aliada. Por vuestras propias palabras, sé que él no aprobará lo que habéis hecho.
— ¡Basta! — ________ hizo un último intento.
— ¡Por favor!
Se humilló inútilmente porque Arno salió airadamente de la habitación, dejándola exhausta por el intento y devastada por el fracaso. Cuando Arno regresó, ________ estaba otra vez callada. El no hizo ningún intento por cambiar eso. Y entonces, poco después del mediodía, por fin llegó Cedric.
Desde el momento que él entró en la habitación ________ se sintió como si fuera la largamente esperada comida de una bestia hambrienta. Los ojos de Cedric no se apartaron de ella. Sus lascivas intenciones fueron tan evidentes que Arno se mostró reticente a pedirle explicaciones de su larga ausencia y desvió la vista, incómodo.
Cedric se quitó la capa y los ojos de _________ fueron atraídos por esos brazos desnudos, musculosos, cubiertos de cicatrices. Había fuerza allí y _________ conocía el poder de un hombre decidido a someterla, especialmente de un hombre con fuerza.
¿Qué posibilidades tenía? Claro que ella nunca había querido matar a Tom, ni siquiera al principio. A este hombre sí, a este hombre podría matarlo sin remordimientos.
— ¿Os ha causado problemas mi hermosa cautiva? — preguntó Cedric a Arno, aunque sus ojos siguieron fijos en _________.
— No hasta hoy.
— ¿Cómo?
— Ella habla nuestra lengua Cedric, y muy bien.
— ¿Es verdad eso, mujer?
________ no respondió sino que se acercó a su cama improvisada donde estaba oculta su única esperanza. Debía tener el control de la temida situación cuando se produjera.
— También conoce nuestros nombres — continuó Arno— Si Kaulitz alguna vez la encontrase, ella se lo contaría todo. Os dije que nunca debimos raptarla.
— Parecéis preocupado cuando no hay necesidad. El nunca la encontrará.
— ¿La venderéis pronto?
— No, creo que no. Si Kaulitz la busca aquí lo mataremos. Así de simple.
— ¿Habéis perdido el sentido, Cedric?
— ¡Basta! Me he demorado demasiado pues mi padre me envió a buscar un caballo comprado a su primo. Todo el tiempo no pensé en otra cosa que en ella y no esperaré más para tomarla — de pronto soltó una carcajada— . ¿Os quedaréis a mirar, Arno? ¿No es tiempo de que vayáis a presentar vuestros respetos a mi padre?
Arno miró a Cedric. Después miró a _________ y vio su silenciosa petición de ayuda, pero rápidamente se volvió. Exasperado, salió de la habitación y dio un portazo al marcharse.


CHICAS... aqui con un nuevo capi... aunque lo subi mas tarde porque tenia trabajo ¬¬ jajaja...
Les tengo malas noticias..... ya que este fin de semana no creo que les pueda subir capi.. porque mañana tengo que ir al instituto a matricularme.. y el domingo tengo que salir.. asi que no voy a tener tiempo... pero sin falta... el lunes les subire otro capi =)
Espero que les guste este... ademas que practicamente les deje dos xd ajajaja

Cuidence
Las Quiero
Bye =D

PD: Pero sin falta voy a leer mis ficc preferidas... asi que Lora, Ale y Virgi.. espero que suban *-* en sus ficc... ya que me encantan todos sus historias... =)

jueves, 29 de noviembre de 2012

"CAPITULO 30"




Las estrellas de la madrugada salpicaban el cielo negro. Una mujer sola bajó furtivamente al fiordo, donde había dos canoas pequeñas amarradas al embarcadero de madera. El fiordo estaba calmo, sumido en densas sombras, y la mujer se estremeció y se arropó con su capa. Rápidamente, desató una de las pequeñas embarcaciones de pesca y saltó a bordo. En un segundo empezó a alejarse lentamente del embarcadero. Tomó los remos y los hundió en el agua. Ya no le quedaba mucho tiempo para cambiar sus planes.

La idea que se le había ocurrido la noche anterior era atrevida y muy peligrosa. Su destino era la orilla opuesta del fiordo y la población de los Borgsen. Como ella vivía sobre el lado norte del fiordo, ellos la considerarían una enemiga.

Esperó que una pesada bolsa haría que olvidaran eso. Sabía que aquí nadie hubiera hecho lo que ella quería, pero un Borgsen, sí. Por lo menos, eso era lo que esperaba.

La corriente la ayudó y pronto llegó a la orilla opuesta. Sólo en una oportunidad anterior había pisado ese lado del fiordo. Eso fue hacía mucho tiempo, cuando los dos grandes clanes estaban unidos por la amistad. La causa de la visita fue un festín de bodas realizado en la casa de Latham Borgsen, cuando la hija se casó con un primo lejano. Fue una gran celebración que duró casi un mes e invitaron a todo el mundo en varias millas a la redonda. Ahora, ella se preguntó si recordada el camino hasta la casa de Latham. Habían pasado muchos años. Llego a tierra y empezó a caminar, alejándose de la costa. lba apretadamente envuelta en su capa para protegerse del frío. Una gruesa capucha de piel le ocultaba las facciones, como era su intención. No quería que la identificaran por si su plan, apresuradamente concebido, llegaba a fracasar. Era un plan muy sencillo, pensó. ¿Cómo podía fracasar?

Según los cálculos de la mujer, había menos de media legua de marcha hasta llegar a la población de los Borgsen. No tuvo que andar toda esa distancia. En un denso grupo de árboles fue alcanzada por dos jinetes que llegaron al galope y con sus caballos la inmovilizaron contra el tronco de un árbol. Los hombres rieron de la cobardía de la mujer. Por esto y por su baja estatura la reconocieron como tal, aunque al principio creyeron que ella era una de los suyos.

Uno de los hombres se apeó. Era el más joven de los dos e iba envuelto en gruesas pieles: esto le daba un aspecto dos veces más grande que su tamaño normal, que ya era inmenso.

— Una mujer a estas horas, y sola, debe de ir a reunirse con su amante. No necesitaréis seguir buscando pues habéis encontrado dos en vez de uno para satisfaceros.

El otro vikingo permaneció montado. No era mucho mayor que el primero pero igualmente grande y amenazador. Su expresión indicó que los comentarios de su compañero lo impacientaban.

— Basta, Cedric — dijo, aunque no sonó como una orden. Después se dirigió a la mujer— . ¿Cuál es vuestro nombre, mujer?

— Adosinda — mintió ella.

— No conozco a nadie de ese nombre — dijo Cedric— . ¿Y vos, Arno?

— No. ¿De dónde venís, Adosinda?

Ella vaciló. El corazón le latía aceleradamente.

— De... del otro lado del fiordo.

Los dos hombres se pusieron muy serios.

— ¿Sois del clan Kaulitz?

— Remotamente. Muy remotamente.

— ¡Si venís del otro lado del fiordo debéis saber que no sois bienvenida aquí! — exclamó Arno.

— Esto es un complot, Arno — dijo el vikingo más joven— . Os dije que los Kaulitz están muy quietos desde hace demasiado tiempo. ¡Han enviado una mujer para que entre en nuestras casas y nos mate mientras dormimos! ¿Quién sospecharía de una mujer?

— ¡No es verdad, lo juro! — gritó ella— . ¡Nadie sabe que he venido aquí!

— No mintáis, mujer. Yo soy Cedric Borgsen, tercer hijo de Latham. Fue a Edgar, mi hermano mayor, quien mató Hugh Kaulitz. ¡Si veo que nos engañáis, moriréis instantáneamente!

— ¡No quiero haceros daño! — insistió ella, presa de pánico—  Vine sin armas.

— ¿Por qué, entonces, venís donde no se os quiere?

— Busco vuestra ayuda.

— ¡Tratáis de engañarnos! — la acusó Cedric.

— ¡No, no! No conozco a ningún hombre que me ayudaría porque mi intención es desairar a un Kaulitz, ¿y qué pariente o vasallo lo haría? No, sólo un Borgsen me ayudaría a llevar a cabo mi plan.

— Vuestras palabras suenan falsas. ¿Qué Kaulitz trataría de matar a otro? —  preguntó Arno.

— Una mujer... una mujer que tendría mucho que ganar con ello.

— Escuchadla, Arno. Ahora siento mucha curiosidad.

— Lo que yo quiero que hagan es muy simple y os pagaré bien por ello. Hay una joven esclava, capturada recientemente... una beldad celta con pelo renegrido y ojos color de humo. Ella se interpone en mi camino y quiero que desaparezca.

— ¿Muerta?

— No me importa lo que hagáis con ella cuando la tengáis aquí — continuó la mujer— . Podéis guardarla para vosotros mientras no escape... y os digo que intentará escapar. También podéis venderla lejos de aquí y ganaros otra bolsa. O, sí, hasta matarla. A mí no me importa.

— ¿Y cómo el robo de una esclava podría desairar a un Kaulitz? — preguntó Arno.

— Fue Anselmo  Kaulitz quien la trajo aquí y la dio a su segundo hijo, Tom. En poco tiempo, Tom quedó hechizado por ella. Aprecia a esta muchacha como a un tesoro y quedará devastado cuando ella huya.

— ¿Huya?

La mujer rió con una risa cascada y maligna.

— Debe parecer así. Tom la buscará pero al final renunciará. Sin embargo, si él cree que ella no se marchó voluntariamente, que fue llevada por la fuerza, no descansará hasta encontrarla.

— A mí me suena a trampa — dijo Arno— . Cruzamos el fiordo y encontramos a los Kaulitz esperándonos.

— Si sabéis algo de los Kaulitz, también debéis saber que ellos no recurren a esas artimañas. Ellos pelean limpiamente, Borgsen —  dijo la mujer.

— Eso es verdad — admitió Cedric de mala gana— Hugh vino y desafió a mi hermano. Fue una pelea limpia.

— Quizá sea así  — replicó Arno con escepticismo— Pero vuestro padre tendría que ser informado de este plan... él conoce bien al enemigo. Sería una tontería aceptar el plan de esta mujer sin el consejo de Latham.

El joven Cedric pareció ofenderse.

— ¿Sugerís, Arno, que yo no puedo decidir este asunto solo?

— No, sólo que me parece prudente informar a vuestro padre. Después de todo, hace años que entre los tíos clanes no hay derramamientos de sangre, excepto la matanza de ganado sin valor y de perros extraviados. El plan de esta mujer podría provocar una venganza de naturaleza diferente.

— También podría hacernos más ricos sin que nadie se enterase — repuso Cedric, lleno de codicia.

— ¿Y la esclava? — insistió Arno— . ¿Cómo explicaríais su presencia aquí?

— Amigo mío, buscáis una tormenta cuando aún no ha comenzado. Retendremos a la esclava en nuestra granja hasta que decidamos qué hacer con ella. Es simple.

La mujer se acercó un paso, contenta de ver que la codicia de estos hombres se imponía sobre sus sospechas.

— No debéis temer que de esto resulten venganzas ni derramamientos de sangre — le aseguró— . Todo debe hacerse de modo que parezca que la esclava escapó. Por lo tanto, no se sospechará de vosotros ni de vuestro clan. Y tenéis esto que ganar — agregó, mostrándoles la bolsa de oro— . También tendréis la satisfacción de haber perjudicado a un Kaulitz sin que él lo sepa. Si me dais vuestra palabra de que haréis como yo os diga, recibiréis el pago ahora y no volveréis a saber de mí. ¿Estáis de acuerdo?

El hombre que estaba en el suelo no volvió a consultar con su amigo sino que respondió prestamente.

— Primero decidnos cómo creéis que este plan que tenéis puede llevarse a cabo y después tendréis nuestra palabra.

La mujer sonrió, confiando que pronto tendría lo que quería.


________ despertó con los fuertes gritos y el sonido de los cascos de los caballos que se alejaban galopando de la casa. Su primera observación fue que se encontraba sola. Enseguida los sonidos que la habían despertado arrojaron un poco de luz sobre sus turbios pensamientos. La carrera de caballos ya había comenzado.

Rápidamente se puso su vestido de terciopelo, cuidando primero de sacudirse las briznas de paja, tomó su capa y salió del establo. El aire vivificante de la mañana terminó de despertarla y ahora se asombró de haber seguido durmiendo en medio de toda la excitación de los hombres que preparaban sus caballos para la carrera.

El recuerdo de la noche anterior era como una llaga que la corroía interiormente y la idea de quedarse para la continuación de las festividades le resultó aborrecible.

En la multitud que se había reunido para la partida de la carrera, ________ divisó a su tía y fue lentamente hacia ella. Linnet se veía fresca y descansada después de una buena noche de sueño y recibió a _________ con una cálida sonrisa.

— Pensé que estaríais aquí para desearle buena suerte a vuestro vikingo — dijo Linnet de buen humor— . El os estuvo buscando.

— Si hubiera querido mis buenos deseos habría podido despertarme — replicó ________ en tono indiferente.

— ¿Qué sucede, ________? — preguntó Linnet— . No os veis nada bien esta mañana.

— Sólo estoy cansada. No dormí bien en el establo.

La preocupación de Linnet se traslucía en su expresión.

— Mis habitaciones están vacías. Podéis dormir un rato allí si lo deseáis. Los hombres no regresarán hasta mediodía.

— No, tía. Regresaré a casa. No deseo celebrar nada pues no tengo nada a qué estar agradecida.

— ¿Qué ha sucedido, ________? Parecíais tan dichosa la última vez que hablamos.

— He sido una tonta.

— ¿A causa de Tom? ¿Acaso él no os estima como... como habíamos pensado?

— Me estima, tía, pero no lo suficiente — replicó ________ y empezó a caminar hacia el establo— . No lo suficiente — repitió.

— ¡________, esperad! — dijo Linnet— . El preguntará por vos. ¿Qué le diré?

________ se volvió y se encogió de hombros.

— La verdad. Que he regresado a casa y que no volveré. Decidle que lo veré cuando haya tenido bastante con estas celebraciones.

Desde la casa de Anselmo  hasta la de Tom, sobre el acantilado, había una corta distancia, pero a ________ le pareció un viaje interminable. Caminó un buen rato sin rumbo, cavilando acerca de la actitud remota y altanera de Tom.

Después de llegar al establo demoró unos momentos antes de darse cuenta de que Erin no estaba allí. Eso fue un golpe de suerte. Ahora no tendría que explicar por qué estaba sola. La casa también estaba vacía y tan fría como el exterior, si no más. ________ no se molestó en encender los fuegos de la planta baja y fue directamente a su habitación. Allí se sentó en su cama y se puso a mirar una rajadura del suelo. Por fin la cólera subió a la superficie y lentamente empezó a buscar una salida. ________ se puso fuera de sí con esta nueva cólera nacida del dolor. Puesto que Tom no estaba aquí para desahogarse con él, eligió lo que tenía más a mano: los presentes de él. Se arrancó las ajorcas de oro y las arrojó contra la pared, pero las joyas cayeron al suelo sin romperse.

Decepcionada, encendió un fuego y arrojó en él los brazaletes, pero el proceso de fusión del oro era demasiado lento y de ningún modo satisfactorio. A continuación, se quitó su hermoso vestido y lo desgarró una y otra vez hasta que quedó en el suelo convertido en un montón de tiras.

La vista del fruto de sus acciones destructivas le arrancó lágrimas ardientes.

— ¡Era demasiado rico para una esclava, así que una esclava no debe tenerlo! — gritó. Después la acometió el remordimiento cuando pensó en la bondadosa mujer que lo había confeccionado para ella— . Heloise se pondrá triste — cayeron más lágrimas— . ¡Mirad lo que me hicisteis hacer, Tom! Fue vuestra culpa y de nadie más — dijo en tono infantil, y se arrojó sobre la cama— . ¡Maldito seáis, vikingo!



CHICAS.. se que este capi no es tan largo... pero es que no tengo mucho tiempo hoy... mañana tratare de subirles uno mas largo...
Y para las que decian que apareciera otra persona para TN... les digo que no sera asi...
Pero vendra algo que nadie espera.... y vendran muchas mas dificultades para Tom y TN...
Espero no haberlas dejado con duda xd jajaja

Las Quiero
Se cuidan
Bye =D