"CAPITULO 20"
La primera nevada demoró en
llegar y no ocurrió hasta fines de otoño. Cuando vino, una tormenta que duró
toda una semana heló lagos y estanques y dejó un manto de nieve de un metro a
un metro y medio de espesor. La tierra quedó melancólicamente amortajada de
blanco.
Pocos querían salir a
desafiar el viento helado y la nieve que caía. Tom era uno de ellos. Cuando
empezó la tormenta, llevaba ausente dos semanas y cuando la nevada cesó,
todavía no había regresado.
El mismo día que calmó el
viento, Anselmo vino a la casa de Tom
trayendo consigo, además de su caballo, una hermosa yegua de manto plateado. Su
esposa le había dicho que según a ella le había contado Linnet que ese animal
en especial había pertenecido a lady ________. Ahora él llevaba tres largos
meses cavilando sobre la joven de pelo renegrido. El disgusto que hacia ella
mostraba su propio hijo no lo hacía sentirse mejor. Lamentaba habérsela dado a Tom,
porque aunque no había venido a visitarlo personalmente en esos meses, temía
que a ella no le hubieran ido muy bien las cosas con el mal humor del joven.
Anselmo le había dado la muchacha a Tom en la
esperanza de que el temple y la belleza de __________ apartarían la mente del
muchacho de la perra que lo había convertido de un joven animoso en un hombre
cínico y frío.
Cuando Tom buscó a la
hermana de la joven, y después, un mes más tarde, habló largamente con la tía,
Anselmo supuso que el deseo que mostraba
su hijo de saber más acerca de _________ era un comienzo prometedor y que
pronto Tom volvería a ser el de antes. Pero después de eso, la sombría
disposición de Tom no mejoró; en realidad, empeoró. Por qué Anselmo no podía adivinarlo. Ahora Tom se iba a las
montañas por períodos de varias semanas a la vez y su padre lo veía muy poco.
Las ausencias de Tom se
hicieron más prolongadas y este último viaje al norte ya llevaba unas tres semanas.
Aunque Anselmo había empezado a
preocuparse ligeramente por el bienestar del muchacho, esperaría unos pocos
días más antes de iniciar una búsqueda, como Heloise venía pidiéndole que
hiciera desde que empezara la tormenta.
— ¡Eh, viejo! ¿Dónde estáis?
Erin vino desde el fondo
del establo, envuelto de pies a cabeza en una capa de pieles multicolores.
— Os oí — gruñó el anciano
con voz cascada. Anselmo lo miró con
expresión de disgusto.
— Veo que Tom sigue
desperdiciando pieles en los pobres infelices como vosotros los sirvientes
— Ajá, estamos mejor
vestidos que los pobres que poseéis vos — replicó Erin, sonriente.
Anselmo no hubiera tolerado ese comentario de ningún
otro, pero estimaba sinceramente al viejo Erin. El hombre había servido al
padre de Anselmo y ahora servía a su
hijo, y por muchos años se habían divertido intercambiando bromas y reproches
con buen humor, cada vez que se encontraban. Anselmo gruñó y contuvo una carcajada.
— Traje una nueva potranca
para vuestro establo — dijo— . ¿Tenéis espacio para ella?
— Claro que tengo espacio —
repuso Erin, tomando las riendas de ambas cabalgaduras— . Claro que hay
espacio.
— Pero no es para Tom.
— ¿Cómo?
— No. La yegua es un
presente para la muchacha celta — dijo Anselmo
roncamente— Y no olvidéis decírselo a mi hijo cuando regrese.
— ¡Por todos los santos! —
exclamó Erin— . ¿Desde cuándo sois tan generoso con una esclava?
— Eso a vos no os importa,
viejo gruñón. ¿Dónde está la muchacha? ¿En la casa de los esclavos?
— No. Ella vive en la casa
grande.
Anselmo se sorprendió por esta noticia y enseguida
rió por lo bajo.
— Quizá, después de todo,
no fui tan tonto.
— ¿Me pedís mi opinión? —
replicó Erin, con sus viejos ojos brillantes de buen humor.
— ¡Ocupaos de vuestro
trabajo! — ladró Anselmo y se encaminó a
la casa grande.
__________ estaba en el
área de cocinar, donde pasaba la mayor parte de sus horas de vigilia, pues era
el lugar más abrigado y agradable de la casa. Sobre la mesa estaban los restos
de su desayuno. A un lado estaba el conejo que habían empezado a trozar para la
cena, pero que habían dejado sobre la tabla de cortar.
Cuando Tom se marchó en una
expedición de caza, Yarmille vino a quedarse. Exasperó a __________ con sus
insistentes exigencias. Pero pasada una semana, la mujer regresó a su casa y
cuando vino la nieve no volvió más. Sin su autoritaria presencia, Janie y
Maudya se quedaron en su alojamiento y _________ no quiso aventurarse a salir
de la casa grande para buscarlas. Ni siquiera Erin venía ahora a hacerle
compañía porque había traído del depósito provisiones suficientes para una
quincena y prefería quedarse en su abrigado establo.
__________ había llegado al
punto en que hubiera recibido de buen grado el regreso de Yarmille. Aunque las
dos no se comunicaban, la charla constante de Yarmille consigo misma era
divertida y a veces interesante.
En una ocasión, ___________
descubrió que Yarmille abrigaba un odio intenso y profundo hacia Heloise y que
ese odio se extendía hasta alcanzar a los dos hijos de Heloise. Esto a __________
le resultó desconcertante, puesto que Yarmille trabajaba para Tom. Se preguntó
si Tom conocía los verdaderos sentimientos de Yarmille.
__________ arrojó otro leño
al fuego. Después se recostó en su silla y miró fijamente las llamas
danzarinas. Odiaba admitirlo, pero en realidad echaba de menos a Tom.
Cuando él estaba presente,
ella vivía en un estado constante de aprensión, sin saber cuándo él le pediría
algo o si ella obedecería o no. Cuando él estaba aquí, ella nunca notaba lo
lentas que transcurrían las horas. Estaba alerta todo el tiempo, viva como
nunca lo había estado antes. Y de noche, Dios misericordioso, de noche era un
manojo de nervios, esperando y temiendo que Tom viniera nuevamente por ella.
Pero él nunca lo hizo desde la noche que la tomó por la fuerza.
Estaba profundamente
ofendida por el trato que él le dispensaba. Quizá lo habría perdonado si él se
hubiera mostrado tierno como antes. La única noche que él se había mostrado
gentil y ella había sido complaciente fue maravillosa.
_________ no podía olvidar
la belleza de aquello, o el placer, como ningún otro, que él le había dado.
Después, él la había abrazado en forma posesiva, como si realmente la amara, y
ella había disfrutado en la proximidad compartida.
Pero esta última vez,
cuando él se mostró tan cruel... Dios, cómo lo odiaba por ello. Al dia
siguiente ella escapó de la casa y trató de disipar su cólera con una alocada
cabalgata en el caballo más veloz que Erin le permitó montar. Eso ayudó en
cierto grado. En realidad, se sintió un poco mejor cuando, al regresar, se
cruzó con Coran y le ofreció llevarlo en su caballo hasta la casa.
Ahora recordó el episodio
con una sonrisa.
Coran había meneado la
cabeza con expresión seria y mirando el caballo con aprensión.
— Caminaré, señora _________.
— ¿Qué estáis haciendo aquí
fuera en el campo? — preguntó ella, llevando su caballo hasta ponerlo a la par
de él.
— Nos mandaron a Avery y a
mí a buscar una vaca que se alejó del prado.
— ¿La encontrasteis?
— Sí. Ahora Avery la lleva
de regreso.
— Venid, Coran — insistió
ella— . No puedo soportar veros caminar cuando no es necesario. La casa todavía
está lejos.
— No — se negó él otra vez.
Por fin ella adivinó los
motivos de su negativa.
— ¿Nunca habéis montado a
caballo? — preguntó.
El meneó la cabeza y bajó
la vista. Coran era apenas uno o dos años mayor que _________. Era un joven
desgarbado con una cara agradable y que nunca se quejaba de su forzada
servidumbre. Ella estimaba a Coran y no pudo evitar reirse de sus temores.
— Es hora de que aprendáis,
Coran. Venid. Creeré que no os gusta mi compañía si volvéis a negaros.
Por fin él cedió con una
tímida sonrisa y ella lo ayudó a montar en la grupa. _________ hacía mucho
tiempo que no se sentía tan despreocupada, y con un brillo travieso en sus ojos
grises, azuzó a su caballo con los talones y partieron a la carrera. Coran se
aferró desesperadamente de la cintura de __________, como si temiera por su
vida, murmurando plegarias al oído de la joven. Pero _________ rió con alegría
y aceleró la marcha, haciendo que Coran la aferrara con más fuerza.
No vio al jinete que desde
una colina observaba sus travesuras con Coran. Nada le importaba en ese momento
excepto que por un rato, por lo menos, su vida parecía más llevadera. Pero no
duró mucho. Ni bien vio el rostro colérico de Tom y comprobó que él no se
disculpaba por el duro tratamiento que le había dado, nuevamente se sintió
furiosa.
_________ suspiró con
tristeza. El la ignoró dos largos meses. Después empezó a salir de cacería y a
ausentarse por varios días a la vez. Cuando no salía en sus expediciones volvía
a la casa muy tarde. Ella se preguntaba si había estado con Morna. O quizás,
había ido a buscar a Janie o a Maudya en su alojamiento.
¡Quizá las esclavas de su
padre, hasta Cordelia, eran más de su agrado! En esas ocasiones, _________
caminaba de un lado a otro cada vez más furiosa. Se decía que tenía todo el
derecho de estar ofendida, pues hubiera podido encontrarse durmiendo
cómodamente en su cama en vez de tener que aguardar el regreso del amo.
Una noche en particular,
cuando Tom llegó muy tarde por tercera vez consecutiva, _________ fue a
acostarse pese a su tardanza. Por fin él llegó, de un humor violento,
alcoholizado, y aunque su comida estaba calentándose sobre las brasas, la
despertó y la arrastró por la escalera para que lo sirviera.
Su actitud era belicosa y
no admitía negativa, pero _________ estaba demasiado furiosa para temerle.
Llenó un tazón de madera con sopa humeante y lo dejó sobre la mesa, derramando
sobre Tom la mitad del contenido. Sabía que Tom debió sentir dolor, pero el
hecho de que no lo demostrara la calmó un poco. El la despidió y ella se retiró
rápidamente.. Al día siguiente no se dijo una sola palabra sobre el incidente.
___________ se sobresaltó
cuando oyó los fuertes golpes en la puerta. Sintió que el pulso se le
aceleraba, porque sólo Tom podía anunciarse así. El se preguntaría por qué la
puerta estaba atrancada. Ciertamente, todas las puertas eran cerradas con
tranca desde que ella salió una mañana por agua y encontró un perro muerto en
el umbral. Yarmille se puso blanca cuando vio el animal casi despedazado, pero
no dijo nada, dejando a __________ en la incertidumbre sobre quién pudo hacer
una cosa semejante.
Abrió la puerta, preparada
para decir a Tom por qué la había cerrado con tranca. Pero allí estaba Anselmo
, envuelto en una gruesa chaqueta de pieles que lo hacía parecer dos veces más
enorme de lo que era. Verlo fue un golpe para ella, pero en menos de un segundo
sus ojos relampaguearon de furia.
No lo pensó dos veces, corrió
hasta la mesa y tomó el cuchillo que había estado usando para cortar el conejo.
En su ciega furia fue descuidada. Se volvió para atacar, pero Anselmo ya estaba detrás de ella. La tomó de la
muñeca y con la otra mano fue abriéndole los dedos hasta que el cuchillo cayó
al suelo. Después la hizo a un lado y ella cayó sobre la silla que estaba junto
al fogón, casi derribándola.
Allí se quedó, respirando
agitadamente, y vio que él levantaba el cuchillo y enseguida miraba a su
alrededor para ver si había otros en la habitación, antes de cerrar la puerta.
Cuando por fin la miró, sus ojos, los de suave color azul y los de un gris
borrascoso, quedaron como clavados y pareció que pasaron horas hasta que él se
movió. Anselmo caminó hasta la mesa,
apartó el largo banco y se sentó a horcajadas sobre él.
— No quiero haceros daño,
muchacha — las palabras de Anselmo
brotaron roncas. Se aclaró la garganta y continuó, en tono más suave —
¿No podéis comprender lo que digo? ¿Todavía no aprendisteis a hablar en mi
lengua?
__________ no parpadeó ante
la pregunta y siguió inmóvil. Lo miró con recelo. ¿Qué razón tenía ese hombre
para venir aquí en ausencia de Tom?
Anselmo jugó con el cuchillo que tenía en sus manos e
inclinó la cabeza, mirando la larga hoja que brillaba a la luz del fuego.
— No esperaba menos de vos
— dijo en un suave susurro.
__________ frunció el
entrecejo. ¿De qué estaba hablando? Tuvo que esforzarse para seguir escuchando
cuando él continuó.
— No debía venir, supongo.
Es demasiado pronto para que hayáis olvidado lo que hice, o para que
comprendáis la razón que tuve. Yo odiaba a vuestro pueblo, muchacha, por lo que
le hicieron a mi hijo. Cuando tengáis un hijo vuestro comprenderéis. Tom pudo
perdonarlos porque aprendió compasión de su madre, pero yo no. Nosotros somos
un pueblo orgulloso y vengativo, pero me equivoqué al querer vengarme de vos y
de vuestra familia pues vosotros no teníais culpa alguna. Fueron los celtas
norteños quienes hicieron prisionero a mi hijo y lo encerraron en una sombría
mazmorra durante un año, cuando él sólo tenía diecisiete años. Le negaron
alimento, excepto una bazofia ni siquiera apropiada para los perros. Lo
torturaron por diversión, pero tuvieron cuidado de no matarlo, porque su
intención era usarlo contra otros vikingos que fueran a atacarlos. Cuando Tom
escapó y regresó a nosotros, era apenas un esqueleto. Le llevo más de un año
recuperar todas sus fuerzas y sanar de sus cicatrices.
Anselmo levantó la vista hacia _________ y la miró
con sus ojos azules llenos de tristeza.
— Sé que no entendéis lo
que estoy diciendo, muchacha. Oís mi voz, pero no comprendéis mis palabras. Así
es mejor — suspiró.— Os estimo mucho,
muchacha. Admiro vuestro coraje y lamento haberos arrebatado de vuestra tierra.
Esto, sin embargo, vos nunca lo sabréis, porque yo soy un hombre muy orgulloso.
Nunca os diría estas palabras si vos pudierais entenderlas. Pero por lo menos
puedo tratar de hacer una reparación y esperar que un día no me odiéis como me
odiáis ahora.
__________ estaba tentada
de hablar a Anselmo en su lengua, para
que supiera que ella entendía cada palabra. Eso le hubiera dado cierta
satisfacción al humillarlo en esa forma, pero no quiso revelar el secreto que
podría servirle de mucho cuando estuviera lista para escapar. Además, sentíase
turbada por lo que su propio pueblo había hecho con Tom y entendía por qué
Anselmo pudo querer vengarse, aunque no
estaba dispuesta a perdonarle lo que él y sus hombres hicieron en su tierra.
Después de todo, Tom se había arriesgado a que lo capturaran cuando decidió
hacer una incursión contra el pueblo de ella. Sin embargo, hubieran debido
matarlo al hacerlo prisionero y no conservarle la vida para torturarlo por
diversión.
Anselmo se puso de pie y dejó caer sobre la mesa el
largo cuchillo. _________ lo vio caer y enseguida volvió a mirar al enorme
vikingo.
— Sí, sé que me mataríais
si tuvieseis la oportunidad — dijo Anselmo
con su habitual hosquedad— . Pero no lo intentéis. Todavía no tengo
deseos de morir con tantos años de luchas por delante, cuentas que arreglar y
nietos que ver y tener en mis brazos antes de reunirme con Odín en el Valhala.
Anselmo se acercó al fuego para calentarse las manos.
Fue como si desafiara a _________ a que se apoderase del cuchillo que estaba
sobre la mesa. Eso, o quería demostrarle que estaba dispuesto a confiar en
ella. Prudentemente, ella siguió donde estaba.
El continuó hablando, quizá
para aliviar su conciencia.
— Desde que por primera vez
puse mis ojos en vos, muchacha, habéis pesado mucho en mi mente. Pero veo que
habéis vivido bien aquí, en el hogar de mi hijo — la miró con expresión
taimada— . Sí, habéis vivido bien, aunque el humor de Tom se ha vuelto más
negro que antes. ¿Sois vos la causa? — súbitamente gruñó— . ¡Bah! Como si
fuerais capaz de responderme aunque entendieseis lo que os digo. Soy siete
veces tonto por hablar con una muchacha que no sabe nada de lo que le digo. Y
más tonto, aún, por haberle regalado una hermosa yegua a una joven esclava. Que
se adueñó de mí para tomar esa decisión... bueno, ya está hecho. A Tom no le
gustará, pero quizás os permita cabalgar en la yegua plateada cuando sepa que
fue vuestra en vuestra tierra.
__________ tuvo que bajar
los ojos para que él no viera la súbita alegría allí reflejada. No podía
creerlo. ¿Willow aquí? ¡Y entregada a ella! ¡No a Tom, a ella!
Anselmo se acercó a la puerta para marcharse. __________
miró con curiosidad la espalda del vikingo. ¿Por qué habrá hecho eso? Después
de todo lo que la había hecho pasar, era inconcebible que ahora se mostrase tan
amable. Como en respuesta a la silenciosa pregunta, Anselmo se volvió desde la puerta.
— Erin os contará lo de la
yegua. No espero que esto cambie vuestros sentimientos hacia mí, muchacha, pero
es un comienzo — rió por lo bajo— Mi acción ciertamente os dará ocasión de
preguntaros cuáles fueron los motivos.
Cualesquiera que fueran
esos motivos, Willow estaba aquí y nuevamente era de ella. Ahora tenía una
razón para aventurarse al helado invierno. Necesitaría pantalones para cabalgar
con comodidad y protegerse del frío.
CHICAS... aqui estoy con nuevo capi ...=) Tengo que decirles que estoy ultracansada.. recorri todo el centro con mi mamá xd quede agotadisim.. y Acabo de llegar a mi casa... pero en verdad no podia dejarlas sin capi.. por eso les subo.. eso si.. mañana no voy a poder subir capi.. pero si o si.. el Lunes sin falta les subo..Espero les guste el capi...
Para aclaracion de TODAS.. "LOKI"... es el Diablo para los vikingos...... osea que cuando Tom dijo "Que Loki se la lleve".. queria decir que el diablo se la llevara... xd jajaja yo les dije que iban a pasar con peleas jajaja xd.. espero que haya quedado aclarado todo ajajaja..
Cuidence
Las Quiero
BYE =D
que le pasa a tom donde estaaaa? cuidate lo esperooo besotes.
ResponderEliminarAwwww que emocion su yegua estara con ella!! Me fascina la fic :D
ResponderEliminarvamos Tom disculpate con (tn) .. Igual Alselmo no me cae mucho.. Asi q en realidad Yarmile odia a Eloisa?? Yo pense q no.. Ahhh Lucky es el diabloi hermama q tambien lee me dijo eso tambien xD
Esta muy emocionante la fic..
Esperare ansiosa el lunrs..
Yo tambien cuando salgo de compras llego agotadisima..
Bye cuidate :D y descansa
jajjaaja tan duro que parece por fuera Anselmo... y es un gatito con sentimientos!! jjajaja :D
ResponderEliminarNo me quiero ni imaginar como va a reaccionar tom cuando vea que el padre le regalo la yegua! C:
Como me voi a descostillar de risa cuando todos se enteren que ella entiende la lengua de los vikingos!! jajja
Quiero que se Lunes!! :)
Bye, besoss y Cuidate! ♥