"CAPITULO 16"
________
y Tom estaban sentados frente a frente ante la mesa pequeña, con el desayuno
entre los dos. Ella se apoyaba lánguidamente en el respaldo de su silla,
picoteaba malhumorada su comida y a cada instante dirigía a Tom una mirada
furiosa. Pero él estaba demasiado absorto en su comida para notarlo.
Ahora
hacía una semana que él la tenía confinada a esta habitación, con la única
compañía del odioso mastín blanco. Tom traía personalmente a ________ las
comidas, pero la dejaba sola durante el día y sólo regresaba de noche. No
volvió a tocarla desde la noche que la trajo aquí y hasta accedió cuando ella
insistió que dormiría en el diván en vez de en la gran cama con él.
Al
despertar aquella mañana después de la primera noche juntos, ella quedó
apabullada por el recuerdo de lo que había hecho. No era ________ quien había
actuado no mejor que una prostituta vagabunda, sino su despreciable cuerpo
femenino. Ese instrumento traidor que elegía conocer todos los frutos de su
despertar, hasta había provocado e incitado a Tom para que se lo enseñara.
El
había avivado dentro de ella un fuego que ella no soñaba que existía, pero
nunca más. El delicioso placer que había experimentado podía ser negado. Sí,
esa clase de éxtasis no le era necesaria, porque ella tendría que renunciar a
demasiadas cosas para alcanzarlo nuevamente...
Aunque
era demasiado tarde para cambiar lo sucedido, ella se condenaría antes que
permitir que volviera a suceder. Había sido una tonta al pensar que Tom
cambiaría de idea a causa de ello: él seguía decidido a que ella le sirviera
como exigía.
Por
eso, ella no podía perdonarlo, no después de la ternura que había tenido lugar
entre los dos.
Con
Perro descansando entre sus pies, ________ le ofreció distraídamente un bocado
de carne, acostumbrada a hacer lo mismo en su casa con los lebreles de su padre
que vagabundeaban por todo el interior de la mansión. Cuando el perro blanco le
rozó la mano con el hocico pidiéndole más, ella comprendió lo que había hecho y
al levantar la vista vio que Tom la miraba ceñudo. Bien, pensó con perversa
satisfacción. Eso era mejor que la expresión de seguridad en sí mismo que lucía
tan a menudo en los últimos días.
—
¿Qué os disgusta, vikingo? — preguntó en tono inocente, aunque sus ojos
brillaban con picardía— ¿Teméis que os haya quitado la lealtad del perro? –
como la expresión de él se ensombreció todavía más, ella sonrió más ampliamente
e insistió— ¿No sabíais que nos hemos hecho buenos amigos? ¿Pero qué esperabais
después de encerrarnos juntos? No pasará mucho tiempo antes de que ni siquiera
levante la cabeza cuando yo salga de esta habitación.
Tom
la miró fríamente un largo momento antes de responder:
—
Si decís la verdad, mujer, entonces es tiempo de poner una cerradura en la
puerta.
La
cara de ________ se puso gris.
—
¡No lo haríais!
—
Ciertamente que lo haría — replicó él en tono glacial— . Esta noche, en
realidad, pues no tengo nada mejor que hacer.
—
Sólo estaba bromeando, Tom — dijo ________ tratando de tomarlo a la ligera—
Podéis confiar en que vuestro perro hará lo que le ordenéis.
—
Es en vos en quien no confío — replicó él secamente, y se dirigió con pasos
airados a la puerta.
—
¿Cuánto tiempo me tendréis aquí? — preguntó ella furiosamente.
En
la puerta, él se volvió y la miró con una expresión de desdén.
—
No soy yo quien os tiene aquí, mujer, sino vos misma. Sólo tenéis que servirme
como yo deseo y disfrutaréis los mismos privilegios que las otras esclavas.
—
¡Sois un asno pomposo e insufrible! — estalló ella poniéndose de pie y
apretando los puños— . ¡Primero os pudriréis en el infierno!
—
Vos sois una mujer terca — replicó él desdeñosamente— . Pero veréis que yo
puedo serlo más.
Con
eso abandonó la habitación y dejó a Brenna tan furiosa que levantó un jarro
lleno de leche y lo arrojó contra la puerta cerrada. Viendo el daño causado, no
se detuvo allí. Con un fulgor destructivo en los ojos, derribó la mesilla; la
fuente de comida cayó al suelo y Perro debió hacerse a un lado, gimiendo, para
que no le cayera encima. Con decisión fue hasta la cama y arrancó los
cobertores, después fue hasta el cofre de Tom. Con maligno placer, desparramó
su contenido por la habitación.
Tan
concentrada estaba _________ en su tarea que no oyó que Tom regresó.
De
pronto sintióse tomada de atrás y arrojada sobre la cama.
—
¡Vuestras pataletas son propias de una criatura, no de la mujer que creí que
erais! — estalló él, y la siguió hacia la cama.
Cuando
________ se volvió para mirarlo, él estaba de rodillas, con una mano levantada
para golpearla. Miró ese puño sin parpadear y lo desafió a que hiciera lo peor.
Pero Tom vaciló un momento demasiado largo y el impulso pasó. Bajó el brazo con
una maldición y salió de la cama. Después, la miró desde arriba con furia
despiadada.
—
Habéis decidido cuál será vuestra tarea, mujer. Pondréis esta habitación en
orden antes de la noche, o tendréis que acostaros sin comer. Y si pensáis que
una comida de menos no tendrá importancia, pensadlo otra vez porque se os
negará alimento hasta que hayáis hecho el trabajo—Con eso, salió dando un
portazo.
—
¿Qué haré, Perro? — preguntó ________ suavemente, como si el fuerte animal
pudiera tener una solución a su problema— . ¿Deberé morirme de hambre por
despecho? Esto no es de mi agrado, pero le demostraría a ese chacal dominante
que no puede darme órdenes. ¡Maldito sea! — gritó— . ¿Por qué me hace esto a
mí? ¡Quiere quebrantar mi orgullo y pisotearlo en el polvo!
Todo
iba muy bien antes de esto, pensó ________. Y ahora me hará pasar hambre. Sí,
él ha dicho las palabras y no puede volverse atrás.
«Esta
vez, seré yo quien tendrá que ceder», pensó _______.
Tom
llegó a la cima de la pequeña colina y detuvo su caballo. Se apeó y se pasó las
manos por su pelo en desorden. Con la espalda erguida miró las luces de la
aurora boreal que brillaban en el cielo negro y cuyos misteriosos colores lanzaban
un extraño resplandor sobre la tierra. Había cabalgado duramente la mayor parte
del día, a veces sin siquiera percatarse de dónde estaba y dejando al semental
que fuera donde quería. Sin embargo, Tom todavía no había resuelto la confusión
de sus pensamientos que le pesaban continuamente desde que dejó a la altanera ________.
El destino de la joven, el destino que él le había preparado, pendía como una
nube oscura sobre su cabeza. Se maldijo a sí mismo un centenar de veces por las
palabras que había pronunciado encolerizado, palabras que muy bien podían poner
fin a la vida de la muchacha. ¿Podía ella ser de veras tan empecinada? ¿Y por
una cuestión tan trivial? Hubiera debido seguir su primer impulso, que fue
golpearla. Pero lo había detenido la idea de golpear ese rostro tan hermoso.
Si
regresaba a su habitación y la encontraba aún en desorden, ¿qué haría? Si esta
vez cedía, nunca podría manejar a la muchacha. Si ninguno de los dos cedía, la
muchacha moriría...
Si
por lo menos conociera más su carácter, entonces quizá podría predecir cómo
reaccionaría ella. ¿Pero quién había aquí que pudiera iluminarlo?
—
¡Imbécil! — dijo en voz alta— . Hay alguien que puede arrojar un poco de la luz
sobre la empecinada mujer a la que me encuentro atado contra mi voluntad.
Tom
volvió su montura en dirección a la casa de su padre. Después de una corta
cabalgata, entró en el humoso hall de Anselmo
y encontró a su padre y su hermano entretenidos con una partida de
dados. Su madre estaba cosiendo.
—
¡Jo! ¿Qué lo trae esta noche al príncipe mercader a nuestra humilde morada?
— bromeó Hugh cuando Tom se les unió—
Hubiera creído que necesitaríais todo vuestro tiempo libre para contar las
riquezas que habéis amasado.
—
No, me basta con la mitad — replicó Tom, aunque su humor no era para bromas— .
Vine para hablar con una de las nuevas esclavas.
—
¿Sólo queréis hablar? — preguntó Hugh, y se golpeó la rodilla riendo de su
chiste.
—
Basta, Hugh — dijo Anselmo solemnemente.
Picada su curiosidad, se volvió hacia Tom— . ¿Con cuál? — Una de las amigas de _______
— repuso él— . No importa cuál.
—
¿Sí?
Tom
hizo una mueca.
—
Padre, veo la pregunta en vuestra cara, pero no la formuléis. Ahora soy yo
quien tiene preguntas que necesitan respuestas.
—
¿De una de las amigas de _______? — dijo Anselmo , sonriendo— ¿Queréis saber más de ella?
—
Sí, querría saber hasta qué límites puede llevarla su orgullo — admitió el
joven.
—
No os entiendo bien, Tom. ¿Tenéis problemas con la muchacha?
—
¿Vos me lo preguntáis, después de haber elogiado su carácter fuerte? — replicó Tom—
. ¿De veras creísteis que ella se adaptaría a esta nueva vida?
Anselmo suspiró.
—
¿De modo que la muchacha no os satisface?
—
Aún tengo que decidir si el placer que me proporciona en la cama vale los
problemas que me causa fuera de ella.
—
Dádmela a mí — intervino Hugh— . Yo sabría qué hacer con la zorrita.
—
Vos quebrantaríais su espíritu además de su voluntad — le dijo Anselmo a su hijo mayor— . Una mujer con espíritu es
digna de tenerla y debe ser domada con suavidad, no quebrantarla. Ah, Tom, si
ella os diera su lealtad, no habría ninguna que pudiera comparársele.
—
¿Habláis por experiencia? — preguntó Tom y lanzó a su madre una mirada tierna.
—
Sí — dijo Anselmo con una risita— ,
aunque no sé si merezco la lealtad que me he ganado. Id y encontrad vuestras
respuestas, hijo. Las mujeres están en el fondo.
Cuando
Tom salió de la estancia, Anselmo meneó
la cabeza y le comentó a Hugh:
—
Vuestro hermano parece profundamente alterado.
— Ya quisiera yo tener sus
problemas — dijo Hugh con una sonrisa, pero a Anselmo la situación no le pareció divertida.______________________________________________________________________________________
Cordelia
respondió rápidamente a la fuerte llamada en la puerta antes que el ruido
despertara a las otras mujeres, que estaban durmiendo. Supuso que era Hugh
quien venía porque estaba esperándolo. El no había venido a verla en los
últimos días. Cordelia había llegado a familiarizarse con las actitudes
amorosas de ese vikingo en el corto tiempo que llevaba aquí. Sabía lo que él
esperaba de ella: resistencia todas las veces. Desempeñaba su papel con
facilidad. No podía permitir que el vikingo perdiese interés en ella, si quería
llevar sus planes a un buen final.
Hugh
Kaulitz debía de creer que era el padre de la criatura que ella sospechaba que
llevaba en su seno. Ella le daría un hijo y así se aseguraría el futuro. Se
sospechaba que la débil esposa de Hugh era estéril; Cordelia lo había sabido
por Heloise quien también había dicho que él no tenía bastardos hasta ahora.
Quizás un día hasta pudiera conseguir un casamiento a través del engaño. Sabía
que el niño no podía ser de Hugh, pero ella podría jurar que lo era y la madre
de él la apoyaría, porque Cordelia se había quejado deliberadamente ante la
mujer de que, a causa de las incomodidades de su viaje por mar, los espasmos de
su período menstrual habían empeorado. Sí, lo tenía bien pensado. Por lo menos
ella no lo pasaría tan mal aquí.
Trató
de no parecer demasiado ansiosa cuando abrió la puerta. Pero no era Hugh quien
estaba allí en el frío, sino su hermano Tom. Ella lo había visto en una ocasión
anterior, cuando él vino a visitar a su padre, y había quedado prendada de él.
Era
un hombre guapo y atractivo, mucho más que Hugh. Sin embargo, Hugh sería un día
el jefe del clan, con poder y riqueza, y por lo tanto ella lo prefería.
—
¿Sois hermana de _______? — preguntó Tom. Cuando ella asintió en silencio, él
continuó— : Entonces, quiero hablar unas palabras con vos, mujer. ¿Queréis
caminar un poco conmigo?
Cordelia
se estremeció cuando el viento frío hizo ondear su tosca falda.
—
Buscaré algo para abrigarme.
—
No — replicó él. Se quitó la gruesa capa de pieles que llevaba y la puso sobre
los hombros de ella— . Estoy impaciente.
Ella
se mordió el labio y salió con él de la casa que compartía con las otras
esclavas. Temió que este alto vikingo quisiera apartarla de las otras para
solazarse con ella.
Aunque
sin duda la experiencia le gustaría, no sería conveniente para sus planes.
Nadie que no hubiera sido Hugh la había poseído desde su llegada.
—
Tengo un problema, mujer — dijo Tom cuando caminaban lentamente por los
alrededores de la vivienda— . Busco vuestra ayuda si podéis dármela.
Explicó
la actitud de _________ y su empecinada negativa a servirlo, y terminó con la
última confrontación de esa mañana.
—
Me gustaría saber — dijo— si también en
esto se mostrará inflexible. ¿Ella aprecia en algo su vida?
Cordelia
quiso reír, pero no se atrevió. De modo que ________ estaba actuando fielmente
a su estilo, tal como Cordelia sabía que lo haría. Este vikingo mostraba una
auténtica preocupación que _______, por cierto, no se lo merecía. Quizá aquí
había una forma de conseguir su propia venganza, pensó Cordelia con malignidad.
—
Es típico de ________ — respondió— . Pero ella nunca haría nada que pusiera en
peligro su vida — añadió con firmeza.
—
Sin embargo luchó contra nuestro padre cuando él atacó vuestro hogar. Entonces
arriesgó su vida
—
________ nunca creyó que aquel día sufriría de verdad — explicó Cordelia con
expresión convincente— . Ella pensó que vosotros, los vikingos, no mataríais a
una mujer. En cuanto a la terquedad de ________, es sólo una treta que usa para
ver cuánto puede ganar. Ella piensa que el trabajo doméstico es indigno de
ella. Es una perezosa y le gustaría no tener que mover un dedo para hacer nada.
Toda su vida tuvo sirvientes que la atendieron.
—
Ella trabaja en mi establo — dijo Tom— . Dice que lo único que no quiere hacer
es trabajo de mujeres.
—
¿Vos la visteis trabajar? — preguntó Cordelia— . ¿O ella persuadió a alguien
para que hiciera el trabajo en su lugar? No, en nuestro hogar era igual. ________
esperaba que todos la sirvieran, hasta su familia, mientras pasaba todo su
tiempo divirtiéndose con los hombres de la aldea y tentándolos para apartarlos
de sus esposas.
—
La que describís es una _________ diferente, no la que yo conozco y que rechaza
a los hombres.
—
Eso es nada más que lo que ella desea haceros creer — dijo Cordelia con
malicia— . No, la verdadera ________ es una falsa con corazón de ramera— . Sabe
que es atractiva y querría que todos los hombres que conoce caigan rendidos a
sus pies. Hasta sedujo a mi propio esposo, que también estaba embobado por
ella.
—
¡Pero ella era virgen! — Cordelia sonrió.
—
¿Todavía lo es? — vio el entrecejo sombrío de él, pero eso no le impidió
añadir— Si la queréis sólo para vos, vikingo, tendréis que vigilarla mucho,
porque nunca se contentará con un solo hombre. Conozco bien a mi hermana.
—
No he dicho que la quiero para mí, mujer — dijo él con brusquedad.
Tom
dejó la casa de su padre más desazonado y confundido de lo que estaba cuando
vino. Las palabras de Cordelia lo dejaron insatisfecho y volvió a su casa de
muy mal humor.
CHICAS... un nuevo capi... gracias por los comentarios me encantaron *.* que bueno que Amen la Ficc... jajaja me alegra.. y no se preocupen que yo no las dejaria sin capi.. porque se lo que se siente jajajaja Espero les guste el capi...
Cuidence
Las Quiero
BYE =D
Muy bueno el cap!!
ResponderEliminarDesgraciada Cordelia!! QUe TAPAS las que tiene para mentir!!
Lo bueno es que Tom sabia q no era asi, aunque ahora este un poco confundido sabe q no es asi.
aahhh Gracias por subir siempre tu historia me encanta.
Saluditos
Tu fan
Cabi
Muy bueno el capi! ay mugre cordelia! tanto es su odio por TN que mira las palabrotas que dice de ella! la mato xD me gusto mucho nena, siguela y sorry por no comentarte es que no habia leido los capitulos pero ya lo hize hoy y esta genial, siguela chau xD
ResponderEliminarMaldita Cordelia!! >.<
ResponderEliminarTom tiene q hablar con la tia de (tn) menos mal q no le creyo..
Subeee AMO la fic me encanta demasiado..
Esta emocionante (tn) ordenara la habitacion??
Tamitha gracias xq no nos dejas sin capitulo *.*
Bye cuidatee :D
me encanto el cap !! pero q zorra q es cordelia... no solo miente para asegurarse su futuro sino q tambien para cagar el de la propia hermana
ResponderEliminarAmo esta fic cada vezse pone mejor!! C:
Espero que subas pronto!
Bye y Cuidate!! ♥